Imagen - Vasija de Cacao - K6706 © Justin Kerr FAMSI © 2004:
William A. Saturno
Peabody Museum of Archaeology and Ethnology, Harvard University
 

Investigación Arqueológica y Conservación en San Bartolo, Guatemala
Traducido del Inglés por Alex Lomónaco
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Terraza basal oriental y escalón axial de Sub-1

Año de Investigación:  2002
Cultura:  Maya
Cronología:  Pre-Clásico
Ubicación:  Departamento de Petén, Guatemala
Sitio:  San Bartolo

Tabla de Contenidos

Introducción
Investigación y conservación en San Bartolo
Conclusiones
Lista de Figuras
Referencias Citadas

Introducción

La investigación llevada a cabo desde mediados de la década de 1970, ha trastocado fuertemente nuestras ideas sobre las dimensiones y complejidades de los centros del Preclásico maya en las tierras bajas. Ahora sabemos que rasgos tales como el ceremonialismo formal, la especialización artesanal y el urbanismo, ya estaban perfectamente establecidos durante los tiempos preclásicos. Sin embargo, en muchos casos, estas asociaciones sólo lograron hacerse mediante grandes esfuerzos, porque los materiales del Preclásico yacían a menudo profundamente enterrados bajo construcciones posteriores (Ringle 1999:183). Así ocurrió en Uaxactún, con al descubrimiento inicial de arquitectura monumental fechada para el Preclásico Tardío (Ricketson y Ricketson 1937), al igual que con otros materiales hallados debajo de la Acrópolis Norte de Tikal (W.R. Coe 1965). Unos pocos sitios, entre ellos Cerros (Robertson y Freidel 1986; Scarborough 1991), Cuello (Hammond 1991), Komchén (Andrews V y Ringle 1992), y El Mirador (Dahlin 1984; Matheny y Matheny 1990) se encontraban libres de recubrimientos que restringieran la observación de patrones más tempranos de organización comunitaria. Así y todo, los patrones tradicionales del surgimiento de la civilización en las tierras bajas mayas han ido apareciendo luego de décadas de investigaciones arqueológicas en sitios que iban ilustrando las trayectorias evolutivas graduales, en las cuales las descripciones de la arquitectura del Preclásico y de los artefactos como "más simples", "formativos", y "en desarrollo" estaban preñadas de implicaciones claramente evolutivas (por ejemplo Smith 1937:3; Coe y Coe 1956:372).

Esto, sumado a restos abundantes y espectaculares del período Clásico, fomentó una tendencia a creer que la civilización maya se desarrolló en las tierras bajas alrededor del 300 d.C., mucho más tarde que su contraparte de las tierras altas, mientras que se sugerían orígenes externos y un avance lento. Thompson sugirió:

Una región tan aislada como El Petén muy difícilmente podría haber sido testigo de los inicios de la civilización maya, algo que en todo caso sería dable de esperar en partes del área maya donde el estímulo de los contactos con otras culturas pudiera haber acelerado el desarrollo–la zona central de Chiapas parece ideal (Thompson 1954:50)

El trabajo realizado en la Acrópolis Norte de Tikal tal vez haya sido el primero en poner en tela de juicio estos conceptos, puesto que cuanto más profundamente excavaban, "el grado de elaboración y la apariencia clásica de las estructuras descubiertas saltaban a la vista". De hecho, las cosas no terminaron siendo ni "más simples", ni "más burdas", ni más "formativas" (Coe y McGinn 1963:26). Más recientemente, las investigaciones de la "Cuenca del Mirador" han puesto al descubierto abundantes restos arquitectónicos del Preclásico Medio y Tardío, junto con otras manifestaciones de una sociedad compleja. En realidad, algunas de las construcciones más grandes de Mesoamérica son de esta época y de esta región (por ejemplo Hansen 1998). Los estudios de asentamientos en varios sitios han mostrado ocupaciones del Preclásico Tardío que eclipsan las densidades del Clásico Temprano y Tardío. Además, en la investigación reciente se ha puesto de manifiesto un mayor reconocimiento del grado de sofisticación y antigüedad de los primeros rituales, deidades y arte de los mayas (por ejemplo, Laporte y Fialko 1990, 1995; Hamond, Clarke y Estrada Belli 1992; Hammond 1999; Ringle 1999, Fields 1991; Freidel 1990; Freidel y Schele 1988; Saturno et al. 2001; Saturno et al. s/f).

A pesar de todo, los prejuicios aún persisten, y las evidencias que contradicen los modelos tradicionales a menudo son sencillamente consideradas como epifenómenos. Cuesta considerar que El Mirador sea representativo. Su evidente enormidad y su rápido surgimiento ponen inmediatamente de manifiesto su carácter ejemplar y el hecho de que no se asemeja en nada a ninguna otra cosa que hayamos encontrado en las tierras bajas. Es un ejemplo de uno, y decididamente es fuera de lo común.


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Entregado el 5 de octubre del 2002 por:

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