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Michael O. Hironymous
 

La Geografía Histórica de Santa María Ixcatlán, Oaxaca
Traducido del Inglés por Alex Lomónaco
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Año de Investigación:  1996
Cultura:  Mixteca
Cronología:  Colonial
Ubicación:  Oaxaca, México
Sitio:  Santa María Ixcatlán

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Investigación
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Investigación

Este es un informe sobre las actividades de investigación realizadas con fondos otorgados por la Fundación para el Avance de los Estudios Mesoamericanos, Inc. (FAMSI) entre el 9 de septiembre y el 18 de noviembre de 1995. Se dedicaron tres semanas de este período a investigar archivos de la ciudad de México y de Oaxaca. El resto del tiempo se empleó en conducir un trabajo de campo en la comunidad de Santa María Ixcatlán, Oaxaca.

La localización de documentos históricos relacionados con Ixcatlán fue exitosa por varios motivos. En el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México, tuve la oportunidad de consultar los papeles de Luis Gómez Daza, guardados en el Archivo de la Tenencia de la Tierra, en la Provincia de Puebla. Los registros que se encontraban en el interior de la caja 52 de este archivo, tienen que ver con la disputa territorial que surgió como respuesta al ojo de vista llevado a cabo para reconfirmar los límites municipales de Ixcatlán en 1894. Gómez era un letrado que representaba los intereses de Hermenegildo Mendoza y Pacheco, y al ex-cacicazgo de Zapotitlán de Salinas en el Estado de Puebla, quien objetó las marcaciones de límites propuestas por los ixcatecos. En un momento dado la familia Pacheco había controlado tierras que según sus declaraciones, habían sido usurpadas por Ixcatlán y otros asentamientos vecinos en el Estado de Oaxaca. El gobierno de Puebla sostenía que este territorio debía ser devuelto a su jurisdicción. El conflicto no parecía tener visos de solución, ni a través de las autoridades locales ni de los representantes de los dos estados involucrados. Finalmente, el presidente Porfirio Díaz designó una comisión para que resolviera el tema. Esta comisión federal, con el tiempo, emitió una reglamentación que en este caso fue favorable a los intereses de Oaxaca. Yo tenía la esperanza de encontrar en los archivos de la Suprema Corte otros documentos legales relacionados con este mismo caso y con otros conflictos regionales, pero mis esfuerzos no produjeron resultado alguno.

En Oaxaca, me fue permitido el acceso a los registros de la corte de los distritos de Teotitlán de Camino y Cuicatlán, que están guardados en el Archivo General del Poder Judicial. Por desgracia, me fue imposible localizar ningún tipo de material que estuviera directamente relacionado con alguna acción legal que involucrara a Ixcatlán. Sin embargo, en la oficina regional de la Secretaría de Reforma Agraria me permitieron revisar sus archivos de casos pendientes del área de Ixcatlán, materiales que no se me había permitido consultar en el pasado. Estos documentos representaron una interesante visión en profundidad sobre los eventos de los últimos sesenta años en los que la agencia había estado involucrada. Por ejemplo, la correspondencia de los funcionarios de San Miguel Guautla indicaba que ellos habían formado una alianza con San Pedro Nodón, San Juan Bautista Coixtlahuaca, y San Miguel Tequixtepec con el propósito de controlar las tierras comunales que les pertenecían a los ixcatecas. Durante mi estadía en Oaxaca, también pude obtener, de la oficina del Instituto Nacional de Estadística Geográfica e Informativa (INEGI), datos económicos recientes sobre Ixcatlán, al igual que mapas modernos y fotografías aéreas.

Los documentos que todavía se encuentran en el archivo municipal de Ixcatlán constituyen una de las fuentes más importantes para la historia de la comunidad. Se me permitió verlas durante un breve período de tiempo y hacer algunas grabaciones de audio de sus contenidos. Tienen que ver, principalmente, con los asuntos de la familia gobernante de nobles y presentan una crónica de la sucesión de los caciques ixcatecas a lo largo de 200 años, a partir de fines del siglo dieciséis. Los registros fueron vistos por primera vez por Cook durante la visita que hizo a la comunidad en 1948, y resumidos en el apéndice de su estudio sobre Ixcatlán (Cook, 1958). Los manuscritos originales contienen muchos otros detalles sobre el período colonial.

En Ixcatlán, el trabajo de campo fue realizado con el objetivo fundamental de ubicar los muchos nombres de lugares que aparecen en los documentos históricos. Los guías nativos y los informantes me ayudaron a familiarizarme con la geografía local, me proporcionaron los toponímicos de los rasgos geográficos en todo el ámbito de la región, y me indicaron cómo llegar a los sitios históricos. Con su ayuda me fue posible reconocer aproximadamente la mitad de las 45,000 hectáreas de la municipalidad que está al sur de la línea que se extiende desde San Pedro Nodón en el este hacia Cerro Negro en el oeste. Mi intento por visitar la sección norte de la comunidad quedó truncado por la muerte prematura de mi guía, Don Aristeo, uno de los pocos ixcatecas que trabajaba activamente la tierra en el norte y que viajaba con regularidad a esa región. Falleció mientras cuidaba sus árboles de lima que crecían a lo largo de las orillas del Río Xiquila, menos de una semana después de haber arribado yo al pueblo.

La ubicación de Nopala, Coyula, y Teopotongo, las tres comunidades subordinadas a Ixcatlán, presentes en el mapa que acompaña a la relación geográfica del área (Velásquez de Lara, 1579), me resultó particularmente interesante. Estos asentamientos fueron abandonados no mucho después de que la relación fuera preparada. Usando las pistas de los documentos coloniales, encontré los tres sitios históricos junto a las laderas norte de la cadena montañosa que se extiende por el medio de la municipalidad. Los restos de una pequeña iglesia y atrio me posibilitaron hacer una identificación positiva de la presencia española en cada una de las localidades. Estas estructuras estaban construídas con piedra caliza del lugar, siguiendo un patrón en el que se combinaban grandes bloques en una matriz de piedras más pequeñas. Este estilo de arquitectura es bien conocido en otros lugares de la Mixteca Alta.

Fue descubierto durante la excavación del cercano sitio posclásico de Coixtlahuaca (Bernal, 1949) y resulta igualmente manifiesto entre los edificios del período colonial temprano del Valle de Nochixtlán (Spores, 1974). Los ixcatecas también emplearon este método de construcción, que era común entre los chochos y los mixtecas.

Aunque Cook (1952) no tenía un conocimiento de primera mano de esta área tan apartada, llegó a la conclusión de que la región despoblada al norte de la comunidad moderna carecía de agua y era demasiado árida como para poder ser habitada. En realidad, cada uno de los anteriores asentamientos coloniales había estado establecido en el área de transición entre las altas montañas y las tierras bajas, lo que permitió a sus poblaciones aprovechar los variados clima y recursos de ambas zonas ecológicas. También tenían acceso a recursos permanentes de agua. Hasta no hace mucho, los hombres de Ixcatlán utilizaban palenques para destilar mezcal, no lejos de las ruinas de Teopotongo y Coyula. El proceso de hacer licor a partir del maguey requiere de una provisión de agua segura. Estas destilerías se abandonaron únicamente por la distancia a que se encontraban del pueblo. De los tres, Nopala es el sitio que está más alejado de Ixcatlán. A pesar de ello, los dueños de ganado en pie dejan pastar sus caballos y su ganado en las adyacencias, para aprovechar el curso de agua que permanentemente corre por la hondonada justo debajo de las ruinas, que allí es suficiente como para sustentar la vida. La presencia de construcciones precolombinas muy próximas a los sitios coloniales, indica que fueron habitadas durante siglos, antes de que se impusiera la influencia española en la región.

Mientras me hallaba en la búsqueda de identificar los lugares mencionados en los registros históricos, tuve la oportunidad de localizar numerosos sitios arqueológicos en la municipalidad. Si bien es muy poco lo que se sabe sobre la cultura precolombina de Ixcatlán, estoy en condiciones de informar que el área ya estaba poblada desde al menos el período Clásico, si no antes. Sólo puedo asumir que en Ixcatlán seguramente se identificarán otras construcciones más antiguas, del período Formativo, a medida que se vayan llevando a cabo más investigaciones arqueológicas.

Los restos de centros ceremoniales y pequeños asentamientos pueden encontrarse por toda la región, particularmente en las posiciones defendibles a lo largo de las crestas de la montaña. Los antiguos habitantes de Ixcatlán también construyeron diques de embalse en las barrancas y terrazas de las laderas montañosas para crear parcelas donde cultivar en las altas elevaciones cerca de sus viviendas. Esta preferencia por ubicar asentamientos en estos entornos naturales defensivos ha sido asociada con la fase Flores (500-1000 d.C.) entre los vecinos mixtecas (Spores, 1972). Si bien en este proyecto no se incluyó la recolección de superficie de materiales culturales, el examen de fragmentos cerámicos dispersos por los sitios ixcatecas indica la fuerte presencia de cerámicas grises y de cerámicas rojas burdas, que son comunes en los sitios del período Clásico en la Mixteca Alta (ibid).

El sitio arqueológico más notable que he visto, está compuesto por un precinto amurallado con 11 estructuras piramidales y un área residencial adyacente, y se ubica en los cerros sobre el Río Santiago. Este centro fortificado recuerda a la construcción defensiva hallada en el vecino Quiotepec, que se cree ha sido un puesto de avanzada en la frontera del imperio zapoteca gobernado desde Monte Albán (Redmond, 1983). En una de las estructuras encontré dos piedras talladas que tenían figuras similares en su forma y contenido al grupo de códices Borgia y a la iconografía del sitio arqueológico de Tizatlán, Tlaxcala (Noguera, 1929), y que fueron producidas durante el Posclásico. Las ollas con fondos estampados, que no son comunes en los restos cerámicos de la Mixteca Alta (Spores, 1972) y lo que parecería ser Coxcatlán Rojo sobre Crema (Coxcatlán Red on Cream) (MacNeish, 1970), sobre la superficie de algunos sitios ixcatecas, podría confirmar la introducción de una influencia cultural desde el norte, tal vez del Valle de Tehuacán, durante la fase de la Venta Salada (700-1500 d.C). Durante el pasado remoto, Ixcatlán parecería haber experimentado una convergencia de ideas y culturas materiales de varios grupos diferentes. Hacen falta ulteriores estudios y excavaciones para desentrañar su historia cultural.

Durante mi estadía en Ixcatlán, tuve la oportunidad de reunir relatos populares e historia oral de distintos informantes. Los ixcatecos me relataron la historia de los orígenes de las palmeras en la región, de la llegada de El Señor de las Tres Caídas, de la cueva de Peña del Águila, y del encantamiento de San Juan Viejo (Coyula). También se refirieron a eventos de historia más reciente, como las batallas que se libraron en el lugar durante la Revolución y los esfuerzos por modernizar la comunidad en el siglo veinte. Algunas de sus remembranzas históricas más gráficas tienen que ver con las violentas disputas que Ixcatlán mantuvo con sus vecinos durante las dos décadas comprendidas entre 1945-1965. Los choques con Guautla y Tequixtepec donde los ixcatecos fueron raptados y asesinados, todavía son relatados con marcada emoción. Si bien las comunidades involucradas hoy en día pueden hablar sobre sus diferencias sin tener que recurrir a la violencia, la historia que comparten no ha sido fácil de olvidar por parte de aquellos que estuvieron involucrados de manera directa.

La oportunidad que me brindó la Fundación de poder llevar adelante este proyecto, ha enriquecido considerablemente el entendimiento de la historia y la geografía de Ixcatlán. Tengo la certeza de que todavía más conocimientos sobre el área y su gente habrán de surgir de los datos y recursos con que se avanzó en esta investigación, una vez que todos los análisis hayan quedado completados.


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Entregado el 1 de noviembre del 1996 por:

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