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Karl James Lorenzen
 

Complejos de Santuarios del Posclásico Tardío en El Naranjal, Quintana Roo, México
Traducido del Inglés por Alex Lomónaco
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Año de Investigación:  1999
Cultura:  Maya
Cronología:  Posclásico Tardío
Ubicación:  Quintana Roo, México
Sitio:  El Naranjal

El Proyecto El Naranjal, que tuvo lugar en el norte de Quintana Roo, México, representa una oportunidad única para entender un aspecto no reconocido hasta el momento del uso del paisaje por parte de los mayas del Posclásico Tardío, un uso que específicamente tenía que ver con la reocupación de centros abandonados del período Clásico, y con la manipulación ritual de elementos sagrados de la geografía. Como una característica particular, el Posclásico Tardío fue una época preñada de un faccionalismo político generalizado, con problemas relacionados con la tenencia de la tierra, y disputas por límites territoriales. Esta propuesta sostiene que los entornos culturales, tanto los construidos como los naturales, fueron físicamente alterados y reusados de forma ritual por los antiguos mayas, como parte de una ingeniosa estrategia de reasentamiento que tuvo como fin mitigar la intensa competencia por la tierra habitable y el accesso desigual a los recursos naturales. Se cree que esta táctica también conllevó una reconfiguración de las historias de los linajes, para alinear activamente a los grupos de parentesco desplazados con los sitios nuevamente ocupados. Un componente clave de este abordaje especializado, debía incorporar una forma muy fuerte de veneración de los ancestros centrada en las plataformas de entierros abandonadas, que nuevamente fueron reacondicionadas y reusadas después de siglos de desuso. Este "revival" cultural se transformó en el pivote de un intento de redefinición de cómo era visto el mundo, para legitimar títulos de sitios y derechos de posesión a través del poder otorgado a los linajes nuevamente ubicados, con un patrimonio y una herencia enteramente nuevos. Las historias reinterpretadas fueron, en esencia, fabricadas, y como tales, se acomodaron para servir a las necesidades inmediatas de los recientes emigrados. Las ramificaciones antropológicas de la reocupación se extienden hasta mucho más allá del llenado de un vacío cronológico en la historia arqueológica de las tierras bajas mayas del sur—para llegar a la antropología de la supervivencia, cuando las culturas que compiten entran en conflicto. Este es un estudio crítico sobre la respuesta cultural, que es sumamente significativo para la historia del México precolombino, y que también pone en evidencia implicaciones directas en cuestiones actuales que tienen que ver con conflictos y culturas, y la respuesta indígena al cambio, a la infuencia de afuera, y a la presión externa, que en última instancia estimulan el desarrollo de estrategias especializadas para promover la legalidad y garantizar la supervivencia.

Con el apoyo generoso de la Fundación para el Avance de los Estudios Mesoamericanos, Inc. (FAMSI), la National Science Foundation (NSF) y la Universidad de California (UC MEXUS), comencé un nuevo programa de investigación, independiente del Proyecto Regional Yalahau de Ecología Humana, dedicado exclusivamente al estudio de El Naranjal y su entorno inmediato. Además de comprobar la propuesta previamente discutida de la veneración de los ancestros como un factor de real importancia para el reuso de los sitios del Posclásico Tardío, el Proyecto El Naranjal intenta abordar algunas otras cuestiones en relación con el carácter del reuso estructural y las actividades que lo sustentaron. Por ejemplo, ¿qué otros factores pueden haber propiciado el reciclaje de El Naranjal y cuáles son los elementos que podrían explicar la evidencia que indica el reuso ritual? Y dicho reuso, ¿está limitado a los agregados de santuario-escalinata-altar o existen otras categorías de reuso? ¿El reuso podría atribuirse a una reocupación permanente?, y de ser así, ¿constituyó el reuso una estrategia de asentamiento diseñada intencionalmente para el período del Posclásico Tardío maya? Y para finalizar, si no se trata de una reocupación, ¿podrían las peregrinaciones o alguna otra actividad ritual periódica explicar el reuso discontinuo de la arquitectura monumental en ruinas de El Naranjal?

En la temporada de campo 1999 en El Naranjal se comenzaron a revisar estas cuestiones de reuso del sitio por medio de la investigación de los complejos de santuario-escalinata-altar que les fueron agregados a las plataformas en ruinas del Clásico Temprano, durante el Posclásico Tardío. Los resultados preliminares de este programa de investigación proporcionaron una nueva comprensión acerca de la naturaleza y propósito de estos agregados arquitectónicos del Posclásico Tardío. Cuatro de trece de estos complejos registrados en el sitio, observados en las Estructuras 7, 9, 14, y 21, se investigaron por medio de una serie de excavaciones de prueba frente a las entradas de los santuarios, en la base de las escalinatas, y junto a los altares de base. Las excavaciones pusieron al descubierto fuertes concentraciones de incensarios modelados con la imagen de la deidad Chen Mul, quebrados, vasijas de banquetes rotas, espeleotemas (formaciones naturales dentro de las cuevas) cuentas perforadas de piedra, hojas de obsidiana y ornamentos de concha, directamente asociados con el reuso de una arquitectura más antigua. Estos nuevos datos, combinados con investigaciones arqueológicas anteriores efectuadas en el sitio, permiten esbozar una interpretación preliminar acerca de la función y significado de estos complejos de santuarios de El Naranjal. La más importante de estas interpretaciones y la que se ve más reforzada por los datos de la excavación, es que probablemente la Estructura 21 sirviera como un santuario acuático para las ceremonias de la lluvia del Posclásico Tardío. Aunque concluyentes en menor grado, otras evidencias sugieren que las Estructuras 7, 9, y 14, servían de apoyo a diferentes tipos de santuarios de linajes, que probablemente se habrían usado para ritos de veneración de los ancestros. Más allá de estas interpretaciones específicas y en un sentido más amplio, esta información contribuye a la obtención de un entendimiento más profundo de cómo encajan estos agregados arquitectónicos en los patrones más amplios de reuso de sitios que se han venido observando en las tierras majas mayas del norte durante el Posclásico Tardío.

En investigaciones futuras intentaremos investigar una propuesta según la cual los complejos de santuario-escalinata-altar, características que definen el reuso arquitectónico de El Naranjal, habrían jugado un papel crucial en la veneración de los ancestros durante el Posclásico Tardío maya, principalmente como santuarios mortuorios. A partir del trabajo de Patricia McAnany (1995) y en este contexto, los santuarios para los ancestros sirvieron como punto de contacto entre los jefes de linajes muertos y deificados (reales o ficticios) y sus descendientes mayas vivos. De hecho, ya tenemos por cierto que estos santuarios en miniatura albergaban ídolos de piedra y efigies de cerámica, y que los altares tenían ofrendas e incensarios que se usaban en ritos de veneración asociados con estos complejos arquitectónicos que fueron agregados a la arquitectura en ruinas. La frecuencia, ubicación y naturaleza de los agregados posclásicos sugieren una adoración bien desarrollada hacia los espíritus o deidades relacionados con la arquitectura colapsada sobre la que fueron construidos estos complejos de santuarios. Dado el hecho de que muchos montículos de edificios del Clásico Maya contienen entierros dinásticos y/o relacionados con los linajes, y a la luz de las antiguas creencias mayas según las cuales las pirámides son montañas y son el hogar de los ancestros, estos espíritus venerados deben haber sido, casi con certeza, ancestrales de alguna manera (y probablemente se los percibiera como fundadores de linajes).


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Entregado el 1 de diciembre del 1999 por:

Investigador Junior Becado
Programa de Estudios Precolombinos
Dumbarton Oaks/Universidad de Harvard

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