Imagen - Vasija de Cacao - K6706 © Justin Kerr FAMSI © 2004:
Nicholas J. Saunders
 

Espejos de Obsidiana y Tezcatlipoca en el México de la Conquista y la Post-Conquista
Traducido del Inglés por Alex Lomónaco
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Año de Investigación:   1997
Cultura:   Azteca
Cronología:   Clásico Posterior Tardío
Ubicación:   Centro de México
Sitio:   Esta área de Tenochtitlán

Reseña del proyecto:

El interés de este proyecto se centraba en tres cuestiones fundamentales, (a) investigar la naturaleza simbólica de Tezcatlipoca, una deidad del centro de México del Posclásico Tardío, (b) reevaluar el papel que jugó durante la conquista española entre el 1519-21 d.C. y durante el período colonial temprano, y (c) graficar las dimensiones simbólicas de la obsidiana per se, y particularmente en lo que tiene que ver con los ’espejos’ del período colonial y la ’decoración’ de las iglesias, asociados con la persistencia, posterior a la conquista, de las creencias precolombinas y de la adoración de deidades, tal vez específicamente de Tezcatlipoca. Este proyecto surgió a partir de trabajos anteriores llevados a cabo en 1996 en Dumbarton Oaks, gracias al apoyo de FAMSI, que implicaron prolongadas investigaciones en bibliotecas y museos de Europa y de los Estados Unidos, como así también trabajos de campo en México.

Tezcatlipoca y la obsidiana:

A fin de investigar el simbolismo de Tezcatlipoca, posterior al contacto, y de su materia prima, la obsidiana, fue necesario armar una imagen coherente de los atributos del dios, de los festivales religiosos, de los aspectos y apariencias rituales, de las vestimentas, de la parafernalia ceremonial, y determinar también las dimensiones etimológicas de su nombre. Desde el punto de vista de la obsidiana, de sus cualidades físicas y de sus orígenes geológicos, parecía que valía la pena estudiar también la relación entre Tezcatlipoca y su manifestación de jaguar bajo la forma de Tepeyóllotl, debido a las asociaciones simbólicas de ambas entidades con el interior (esto es, el ’corazón’) de la tierra en su carácter de ’reino de los muertos’, el lugar de origen cosmológico de la fertilidad (al que se accedía a través de las cuevas), y la ubicación de las minas de obsidiana.

Tezcatlipoca y la conquista española:

Teniendo a la mano una ’biografía’ detallada de Tezcatlipoca, fue posible estudiar una vez más las indicaciones a menudo sutiles de la imaginería del dios, las cuales, en mi opinión, estuvieron presentes casi como un ’ruido de fondo’ en la conquista española de 1519-21 d.C. Hasta aquí, aparentemente, ésta había permanecido ahogada bajo la preponderancia de la imaginería de Quetzalcóatl, asociada (sobre todo retrospectivamente) con la llegada de Cortés. Al investigar el contexto mitológico/político que aportaron la cosmogonía y la cosmología aztecas, según lo articulaba el calendario ritual, fue posible investigar la ’presencia’ de Tezcatlipoca durante los trascendentales primeros contactos entre Motecuhzoma y los españoles. Entre algunos aspectos de este ’presencia’ se encuentra la coincidencia temporal, por cuanto los españoles llegaron durante las celebraciones de los aztecas de la ceremonia del ’Toxcatl’ de Tezcatlipoca – cuya debida observancia constreñía las veleidades de Tezcatlipoca a su papel de patrono de la realeza, de cuyo apoyo sobrenatural dependía el emperador (y hasta un punto difícil de definir, la estabilidad política).

La imaginería de Tezcatlipoca en los relatos de la conquista española es escasa y está ampliamente diseminada, es a menudo circunstancial, pero acumulativamente importante. Un ejemplo de cómo algunos detalles casi incidentales pueden corporizarse en este contexto, tiene que ver con el momento en que Motecuhzoma envió a sus brujos a que investigaran a los españoles. Cuando regresaron, informaron que Tezcatlipoca se les había aparecido en su viaje de regreso y había predicho el fin del mundo. Puede muy bien ser de importancia que la ubicación geográfica en la que esta aparición tuvo lugar, fuera en un punto entre los volcanes nevados del ’Iztaccíchuatl’ y el ’Popocatépetl’ – donde, en las laderas de éste último se encontraba un santuario a Tezcatlipoca en su apariencia de Yaotl (’Jóven Guerrero’). Esto era bien sabido por los hechiceros de Motecuhzoma, lo cual le agregaba una vericidad mítica y ritual a la ’aparición’, y tenía también una resonancia con las ideas metafísicas de las conexiones fenomenológicas del dios y del paisaje simbólico, codificadas en la etimología y la toponimia, donde el ’Señor del Espejo Humeante’ se asociaba con la ’Montaña Humeante’.

Dimensiones rituales de la obsidiana:

Estos aspectos de Tezcatlipoca proporcionaron un antecedente contextualizado para que nos concentráramos en: (a) el dios como una personificación sobrenatural (apoteosis) de la obsidiana; y (b) las distintas (y a menudo sincréticas) supervivencias de creencias precolombinas acerca de lo divino y lo material en el período colonial.

Este contexto fue informado de esta manera debido a la incapacidad de los primeros sacerdotes cristianos mendicantes para reconocer las creencias indígenas, por lo general como consecuencia de su incapacidad de hablar las lenguas nativas (como han señalado Durán y Sahagún), al énfasis exagerado en la cantidad de conversiones por parte de los nativos, que con demasiada frecuencia fueron más aparentes que reales, y al uso continuo de la obsidiana (junto con otros ejemplos de la cultura material). Las ironías y paradojas en torno a la falta de comprensión de los españoles hacia las creencias de los nativos, han sido compendiadas en los comentarios de Torquemada sobre cómo los españoles le encargaban a los trabajadores nativos de la obsidiana que hicieran hojas de obsidiana para rasurarse y altares transportables. Dichos comentarios no están exentos de admiración hacia las habilidades de estos trabajadores de la piedra, y sin embargo no han tomado en cuenta las dimensiones simbólicas de este material como la materia prima de Tezcatlipoca, a quien en otro lado Torquemada identifica como el ’Espejo Radiante’ y a quien acusa de ser Lucifer.

Es aquí cuado entra en escena el papel que jugaban las placas rectangulares de obsidiana, a las que habitualmente se hacía referencia como "’espejos’ de uso desconocido". Una parte integral de este estudio estuvo dedicada a reunir información y fotografías de 17 de estos objetos rectangulares en museos de Europa, de los Estados Unidos y de México. El análisis inicial indica que casi todos parecen ser posteriores al contacto, en lo que a su origen se refiere, no obstante haber sido hechos por trabajadores indígenas de la obsidiana, y parecen haber sido recolectados hacia fines del siglo 19 y principios del 20. El papel que jugaron en las actividades proselitistas que llevaron a cabo los mendicantes a principios de la colonia es algo que está siendo investigado en este momento, pero pareciera que con frecuencia han sido un elemento fundamental en la parafernalia transportable de la liturgia cristiana.

El hecho de situar estos objetos en la vida espiritual de los nativos posteriormente al contacto, fue el papel más amplio que jugó la obsidiana bajo la forma de elementos ’decorativos’ en las cruces e iglesias de principios de la colonia. Investigar estas supervivencias poco comunes pero significativas, fue lo que me motivó a emprender el trabajo de campo en México. En Michoacán, logré ubicar el uso de discos de obsidiana en cruces atriales de principios de la colonia, en Ciudad Hidalgo (la antigua Taximaroa), y en San Felipe de los Alzates, como así también identificar cruces atriales que probablemente en algún momento tuvieron esos discos, en San Felipe de los Alzates y San Mattías – que identifiqué a partir de las concavidades vacías. Además, e inesperadamente, una visita a Zinapécuaro reveló que toda una pared de la torre del campanario estaba cubierta con dibujos extraídos de discos de obsidiana, bloques rectangulares y elementos lineales. Zinapécuaro, cuyo nombre significa ’obsidiana’, fue el lugar en el cual Torquemada observó a los trabajadores nativos de la obsidiana.

Para sumar a lo dicho anteriormente están las evidencias recogidas en Tepeapulco, en el estado de Hidalgo. Tepeapulco fue un centro precolombino del trabajo de la obsidiana, que se ubica en el centro del área más importante de aprovisionamiento de materia prima, conformada por Navajas, Otumba y Paredón. Como en Zinapécuaro, el convento cristiano del pueblo se había construído en lo alto de un gran montículo que albergaba a un templo prehispánico. La cruz atrial, que ha sido trasladada del atrio al interior de la iglesia, presenta una concavidad vacía en la que en algún momento hubo un disco de obsidiana. Fue en Tepeapulco donde Sahagún entrevistó a los habitantes locales y compiló sus Primeros Memoriales entre 1558 y 1560, registrando una descripción de Tezcatlipoca como el dios "que hace brillar el espejo negro".

Esta evidencia física, junto con las crónicas del período de la conquista, plantea muchas razones para indagar en la identificación metafísica de personas, lugares y recursos económicos que es parte integral de una cultura material y de una aproximación fenomenológica a las construcciones culturales del paisaje. Esta ecuación simbólica constituye el corazón mismo de los intentos por establecer comparaciones materiales significativas entre la obsidiana y sus asociaciones religiosas y rituales con Tezcatlipoca. Los aspectos simbólicos de la ’biografía cultural’ de la obsidiana cortan transversalmente el tiempo y el espacio, la mitología, la ideología, los cambiantes imperativos económicos, y las realineaciones sincréticas de la materialidad y las creencias.

Comentarios finales:

Los tres recursos empleados en este proyecto, que fueron la investigación en bibliotecas, el análisis de espejos rectangulares en museos, y el trabajo de campo en México, han dado como resultado abundante información con la cual se habrá de trabajar acabada y sistemáticamente en varias próximas publicaciones. Probablemente también sean la punta de un iceberg de potenciales conexiones y asociaciones que valdría la pena estudiar por derecho propio, al igual que parte de una investigación temática más amplia acerca de la identificación ritual de la obsidiana con Tezcatlipoca, y la materialidad de la expresión religiosa en el México de la colonia.

La información recogida durante este proyecto será analizada y publicada en los siguientes trabajos:

(i)     A Dark Light: Reflections on Obsidian in Mesoamerica. World Archaeology, 2001. En prensa.

(ii)    Tezcatlipoca: Dark light on the ’Smoking Mirror’. Manuscrito de un artículo en preparación.

(iii)   Mirrors and Tezcatlipoca: Obsidian sorcery in a colonial landscape. Manuscrito de monografía en preparación.

(iv)    A Dark Brilliance: Tezcatlipoca – the Nature of an Aztec Deity. Manuscrito de monografía en preparación.


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Entregado el 1 de diciembre del 2000 por:

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