John Pohl, LOS CÓDICES MESOAMÉRICA
de John Pohl

LOS AZTECAS: ESCULTURAS MONUMENTALES

Las esculturas monumentales aztecas continúan fascinando a la gente hoy en día, dioses del sol llenos de garras y colmillos erizantes ondulados, serpientes cascabel saliendo de los cuellos de diosas decapitadas. ¿De que se trataban todas estas imágenes aterradoras? Está claro que los monolitos fueron colocados adentro y alrededor del Gran Templo de Tenochtitlán para dar contexto y significado a la arquitectura religiosa y a los dioses venerados allí.

Imagen - Figura 1 En contraste con su sutileza está la imagen extremadamente gráfica. La representación de la muerte es un tema común. El disco esculpido de Coyolxauhqui es un buen caso. Representa a la diosa despojada de su ropa y yacente de costado. En Mesoamérica, la desnudez era un símbolo de humillación pública de los derrotados. En una inspección más cercana uno puede ver que los miembros y la cabeza de la diosa han sido rasgados de su cuerpo, las heridas abiertas están simbolizadas por rasgaduras en la carne y se destacan los huesos de los miembros. El cuerpo está amarrado con onduladas serpientes y monstruosas máscaras adornan sus codos, sus rodillas y sandalias. Ésta era una diosa que le tenía menos miedo a la muerte que a la vida. Haga clic en la imagen para más detalle.

Según la leyenda registrada por un fraile español colonial y etnográfo Bernardino de Sahagún, érase una vez vivió una vieja mujer llamada Coatlicue, o Dama de la falda de Serpiente, junto con su hija Coyolxauhqui, y sus cuatrocientos hijos en Coatepec (Montaña de la Serpiente). Un día mientras Coatlicue estaba haciendo sus quehaceres ella recogió una pelota misteriosa de plumas y la puso en la faja de su cinturón. Milagrosamente, se encontró esperando un niño. ¡Pero cuando su hija Coyolxauhqui supo que su madre estaba embarazada ella se enfureció y corrió a contarle a sus hermanos! "¡Mis hermanos, ella nos ha deshonrado! ¿Quién es el causante de lo que está en su vientre? ¡Debemos matar a esta mala mujer que está esperando este niño!"

Cuando Coatlicue oyó lo que sus hijos estaban tramando ella se asustó. Pero el niño que estaba en su vientre le dijo: "No tengas miedo madre que yo sé lo que tengo que hacer." Los cuatrocientos hijos se pusieron al frente. Cada uno sostenía un arma y Coyolxauhqui los guió. Finalmente ellos escalaron la cima de Coatepec. En este punto hay muchas variaciones en la historia pero parece que cuando Coyolxauhqui y sus cuatrocientos hermanos alcanzaron la cúspide de Coatepec inmediatamente mataron a su madre, Coatlicue. Cuando ellos cortaron su cabeza la sangre salió a chorros de su cuello en forma de dos serpientes gigantescas. Y entonces Huitzilopochtli nació en formación total con su escudo y lanza. De una sola vez perforó a Coyolxahuahqui con su lanza y cortó su cabeza. Su cuerpo se torcía y giraba mientras caía al suelo bajo la Montaña de la Serpiente. Después Huitzilopochtli tomó a los cuatrocientos hermanos y de igual manera los mató a cada uno.

Imagen - Figura 2 Una ilustración del Códice Florentine del siglo XVI muestra a Huitzilopochtli parado en la cúspide de Coatepec matando a Coyolxauhqui y a sus cuatrocientos hermanos. Haga clic en la imagen para más detalle.
Imagen - Figura 3 Los historiadores del arte piensan acerca de los monumentos aztecas, no simplemente como piezas estatuarias aisladas, más bien como partes de un rompecabezas que cuenta una historia dramática. Consistiendo de tres toneladas de piedras y sobresaliendo a mas de ocho pies de altura, la imagen de la madre diosa Coatlicue, no es nada menos que atemorizante a las sensibilidades contemporáneas. Parcialmente ocultando su pecho desnudo tiene un collar de manos humanas y corazones con un cráneo humano como pendiente. La herida abierta donde su cabeza estaba, brota sangre en forma de dos cabezas de serpientes gigantescas. Esto era obviamente una mujer que inspiraba miedo. Haga clic en la imagen para más detalle.
Imagen - Figura 4 La relación entre el dios patrón, Huitzilopochtli y el huey tlatoani o emperador, se revela en un monolito llamado la Piedra de Tizoc, que se cree es un cuauhxicalli, una plataforma redonda donde cautivos de guerra de alto rango jerárquico eran ejecutados. En cada uno de los paneles rodeando los lados vemos al emperador Tizoc tomando cautivos de reinos diferentes. Usted puede ver el glifo de su nombre, una pierna diminuta manchada con ceniza que significa "La Pierna de Ceniza." Pero lo más importante es su vestido ritual. Él usa el tocado de colibrí de Huitzilopochtli: prueba de que el emperador azteca se presentaba como la encarnación del dios azteca patrón mientras patrocinaba los combates rituales que demostraban la proeza de su ejército y la opulencia de las tierras conquistadas que él distribuiría a su gente durante las fiestas llevadas a cabo a través del año. Haga clic en la imagen para más detalle.
Imagen - Figura 5 Toda la escultura azteca fue una vez pintada una vez con colores prodigiosos. Como la piedra de Tizoc, el tan llamado Calendario de Piedra se cree que representa un cuauhxicalli. La guerra, el sacrificio y la promoción de la fertilidad agrícola se unieron indisolublemente en la ideología religiosa. Las canciones y las historias aztecas describieron cuatro grandes etapas del pasado cada una destruida por alguna catástrofe provocada por dioses vengativos. El quinto y mundo presente sólo entró al haberse completado el sacrificio de un héroe que se transformó en el sol. Pero el sol se negó a moverse por el cielo sin un regalo de la humanidad que lo igualara. La guerra fue saldada de ese modo para alimentar al sol con su comida santa y por consiguiente perpetuar vida en la tierra. La imagen central de esta hazaña en basalto es una representación del quinto "sol" expresado por el signo calendárico Nahui Ollin que significa Terremoto Cuarto. Haga clic en la imagen para más detalle.

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