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Arquitectura Pública: Navajas, Jalisco, México
Resultados
Las cerámicas excavadas permitieron datar al círculo para la fase Tabachines Medio (ca. 1-200 d.C.). En todos los contextos han aparecido tiestos de Tabachines Medio, incluyendo los conjuntos más tempranos de pisos sellados en tres de las estructuras. Los datos del proyecto impactan sobre varias cuestiones que nos han interesado con respecto a las activididades que tenían lugar dentro de los círculos de tradición Teuchitlán.
Primero, el patrón de construcción en las diferentes estructuras alrededor del círculo continúa reforzando el planteo anterior de Beekman para Llano Grande, según el cual hay diferentes grupos sociales involucrados en la construcción de cada estructura. Primero, en base al hecho que los círculos de la tradición Teuchitlán fueron encontrados sin que faltara ninguna de sus partes componentes, asumimos que todas las estructuras y el altar fueron construídos al mismo tiempo. Se utilizaron métodos de construcción similares para cada una de las estructuras, pero con una variación en la cantidad de trabajo, como queda demostrado por la distinta inversión en mano de obra, y la variación de la trayectoria, según surge de las distintas historias constructivas. Todas fueron construídas originalmente como un contorno de piedras con un piso interior que se encuentra al mismo nivel que la superficie del terreno circundante. Los muros circundantes por lo general eran de medio metro de altura, y estaban compuestos por múltiples filas de piedra ubicadas una junto a la otra. Las Estructuras 5-2 y 5-7 hicieron un uso significativo de peñones extremadamente grandes dentro de sus muros, en tanto que las Estructuras 5-3, 5-4 y 5-5 fueron construidas estrictamente con piedras acarreadas. La Estructura 5-6 recibió la menor cantidad de trabajo de todo el grupo, y ésto se nota claramente en la figura del círculo que la acompaña. Todos estos cimientos seguramente sostenían estructuras perecederas con techos en punta (bellamente representados en los modelos cerámicos por ejemplo Von Winning y Hammer 1972: 17-21, Figuras 2-5) y hallamos cantidades muy grandes de mortero de barro cocido que formaba la piel exterior que cubría la construcción perecedera. Más tarde los pisos de las estructuras 5-2, 5-4 y 5-5 fueron elevados al nivel de altura de los muros circundantes, haciendo de ellos verdaderas plataformas. Las otras estructuras fueron dejadas con un interior "vacío", y entrar a éste seguramente requirió trepar hasta al muro circundante y luego bajar hasta el interior. Puede haber ocurrido alguna expansión lateral de las estructuras, puesto que sus muros laterales a menudo estaban compuestos por filas paralelas de piedras puestas lado a lado (véase Figura 5), y resulta difícil determinar cuándo éstas fueron agregadas. Muchas de estas cuestiones han sido discutidas por Jennings (2004).
La construcción del altar 5-9 era un microcosmos de la variación observada en el círculo como un todo. La forma básica del altar era la de dos anillos adyacentes de piedra que formaban el contorno, con una disposición mezclada de tipos de relleno en el interior. Antes de añadir relleno al altar, parte de la superficie interior fue fuertemente quemada. El relleno de la mitad sur del altar fue cuidadosamente puesto, junto con piedras muy compactadas, mientras que la mitad norte tenía una mezcla más casual de piedra y de la mezcla artificial de barro que usualmente se emplea para relleno. Por lo tanto, el altar incluye dos métodos fundamentalmente diferentes de relleno en zonas espacialmente distintas, lo que sugiere la cooperación conjunta de dos grupos de trabajo.
Si bien se halló que algunos círculos tienen tumbas de pozo directamente por debajo de las estructuras satélites que los rodean (Huitzilapa [Ramos y López 1996], El Arenal), por suerte no fue éste el caso con el Círculo 5. En ningún lugar del círculo se hallaron entierros o depósitos rituales. Dentro de algunas de las estructuras del Círculo 5 se hallaron fragmentos de pequeñas figurillas sólidas y hasta de las grandes figuras huecas conocidas por todos los historiadores del arte del mundo, demostrando de una vez por todas que las figuras no estaba limitadas a ser accesorios de tumbas, sino que también se usaban de alguna manera dentro de estas estructuras de superficie. Dado el argumento de que los linajes eran los grupos sociales activos dentro de cada estructura, parece particularmente probable que las figuras halladas en las tumbas de pozo representaran jefes de linajes o personajes similares.
Otra forma de ceremonial que está asociada con otros círculos de la tradición Teuchitlán, se ve en la presencia de un agujero para poste en el centro del altar, que se corresponde claramente con los postes representados en las maquetas precolombinas de cerámica que muestran estos círculos. Como se ha descrito anteriormente, el ceremonial representado parece tener más que ver con algo similar a la ceremonia calendárica azteca del Xocotl Huetzi, probablemente un ritual de los primeros frutos. En Guachimontón se encontraron agujeros para altares (Phil Weigand, comunicación personal 2000-2003), al igual que en Llano Grande. Sorprendentemente, ningún elemento de ese tipo fue hallado en el Altar 5-9 del Círculo 5, y la ausencia de esta forma de ceremonial comunitario resulta muy interesante.
Una clase de artefacto que había sido menos prevista fue la de las piedras talladas. Las Estructuras 5-1 (sobre la superficie), 5-2, 5-3, y 5-4 estaban todas asociadas con piedras de distintos tamaños y con diferentes clases de marcas sobre ellas. Los tipos de marcaciones más comunes son aquellos a los que nos referimos como "marcas de cuentas", donde se labraba en la piedra una serie de líneas paralelas, que frecuentemente sumaban de 4 a 8 en número. Las tallas más espectaculares aparecieron en la Estructura 5-2 sobre la piedra tallada S4, una piedra muy grande con un peso de varios cientos de libras. En esta piedra hemos documentado marcaciones más elaboradas, paralelas, de líneas cruzadas, en formas de x, y un motivo de cruz hecho con mucho detalle. Casi todas las piedras con marcaciones eran en realidad material de construcción puesto en los muros de las estructuras, o escombros que pueden haberse originado de una ubicación previa en la estructura. La importancia de las marcas todavía está siendo investigada, pero hay estudios en curso que están evaluando la posibilidad de que pudieran involucrar observaciones astronómicas.
El examen de las cerámicas efectuado por Tyndall ha sido enriquecedor en cuanto a la cuestión de las actividades grupales en el círculo, y especialmente de los festejos. Tyndall usó la tipología cerámica para le región inicialmente diseñada por Galván (1991), que fue ampliada por Beekman y Weigand (2000), y desde entonces, modificada por Beekman. Para este análisis se concentró en los cuatro grupos cerámicos distintos de las fases Tabachines Arroyo Seco, Colorines, Tabachines, y Estolanos.

La Figura 6 representa el peso total de cada grupo de tiestos que fue recolectado y catalogado del interior de cada una de las seis estructuras excavadas en el Círculo 5, después de retirar los tiestos erosionados y los no identificables. Indica claramente que en el conjunto predominaban dos tipos, Arroyo Seco y Colorines.
Los tiestos Arroyo Seco eran por lo general bastante gruesos y casi todos ellos provenían de formas de vasijas tales como las grandes jofainas o cubas, ollas de cuello corto, y cuencos con paredes casi verticales. Casi todos los tiestos de Arroyo Seco que identificamos, encajan en la subclasificación de Rojo Amplio que desarrolló Galván para describir los tiestos que tenían un engobe rojo tanto en su interior como en su exterior. El siguiente grupo en importancia fueron los tiestos Colorines que representaron el 35% del peso total del conjunto. Este grupo fue fácilmente identificado por su pasta burda con numerosas inclusiones. Esto ayuda a la cocción y al mantenimiento de la fuerza interior. Casi todas las vasijas Colorines son utilitarias y se las encuentra habitualmente en forma de grandes ollas y cuencos. Cuando existió decoración en estos tiestos, se trató por lo general de una pintura roja pobremente aplicada, o en ocasiones de una pintura blanca en el exterior, que en algunos casos muestra un diseño de líneas de sombreado cruzadas. Las cerámicas finas Tabachines, más altamente elaboradas, eran llamativamente escasas en esta colección, contribuyendo con menos del 10% del peso total. Los tiestos Tabachines que encontramos estaban por lo general en tal mal estado que sólo fue posible identificarlos por su pasta fina, paredes delgadas, peso, y las diferentes formas de los recipientes. Lo mismo podría decirse de los tiestos Estolanos de esta colección, un tanto más gruesos pero igualmente finos, que sólo representaron el 1% del peso total. Sólo se encontró un tiesto que se creyó habría podido pertenecer a una vasija importada, a partir de lo cual la colección completa parece haber sido producida en la región.

Según lo muestra la Figura 7 (arriba), el patrón general que se observa en el Círculo 5 se repite ampliamente en cada una de las estructuras individuales. El carácter homogéneo de los conjuntos cerámicos del Círculo 5, llevaron a Tyndall a la conclusión de que los festejos de exaltación fueron de mínima importancia en este círculo. La mayoría de las cerámicas en esta colección parecen haber pertenecido a recipientes utilitarios como las ollas, los cuencos y las fuentes para servir, que tenían muy poca decoración. Basándose en lo anterior, llega a la conclusión que las élites emergentes estaban en proceso de restar énfasis al poder local para implementar un sistema de creencias que se apoyara más en lo comunitario que en lo individual. Las variaciones que se observan en el gráfico de arriba serán estudiadas con mayor detalle en los meses por venir.
La flotación y los análisis macrobotánicos fueron realizados por Bruce Benz (2004) en diez muestras de las Estructuras 5-2, 5-3, 5-4, 5-5, 5-7, y en cuatro muestras del patio, y nos presentan un ángulo diferente de los festejos. Numerosos fragmentos pequeños y frágiles que se asemejan a extremos de huesos largos fueron comúnmente encontrados, tanto dentro de las estructuras como en los pisos del patio. Podría tratarse de detritus de la preparación de los alimentos, aunque por otro lado no se hallaron restos de fauna durante la excavación. Se identificaron trozos de mazorcas quemadas de maíz en varias estructuras, que podrían representar al combustible, aunque presumiblemente antes hubieran formado parte de la dieta. Las semillas de amaranthus sin chamuscar, distintas de las típicas variedades domesticadas modernas, fueron identificadas en contextos tanto de estructura (5-5 y 5-7) como de patio, y pueden constituir restos precolombinos. La presencia muy limitada de grandes semillas de Chenopodium en el piso de la Estructura 5-5 parecería ser anterior a la siguiente presencia más temprana que se conoce de esta especia en Mesoamérica, en el Clásico Temprano de Teotihuacán. Hoy en día, el Chenopodium se usa como hierba medicinal o saborizante. Los restos macrobotánicos del Círculo 5 no representan un juego extraordinariamente diverso de especies, y si se realizaran festejos dentro del círculo, cabría esperar que otros alimentos, como muy posiblemente el pulque, según lo sugiriera Butterwick (1998), formaran parte del menu. Por último, la escasa presencia de fragmentos de madera quemada en todo el ámbito del círculo, sugiere que el área estaba cuidada y se barría con regularidad.
En términos de la variación dentro del Círculo 5, hay diferencias tanto entre el patio y las estructuras, como entre las estructuras mismas. Por principio, las unidades de patio son distintas en sus conjuntos. Los pisos de las estructuras difieren de los patios en su mayor número y variedad de tipos de restos orgánicos (semillas, madera, fragmentos de mazorcas), del que uno esperaría en espacios cerrados, aunque Benz es cauto en cuanto a que ni siquiera los restos chamuscados necesariamente han de formar parte de la ocupación precolombina. Las estructuras varían considerablemente entre sí, y hay maíz en 5-2, 5-4, y 5-5, y Chenopodium en 5-5. Las Estructuras 5-3 y 5-7 parecen haber sido comparativamente más pobres en restos macrobotánicos, y la Estructura 5-5 parece haber tenido el mayor número y abundancia de especies culturalmente relevantes, chamuscadas y sin chamuscar, putativamente precolombinas. La diversidad y la intensidad de las actividades parece más evidente en la Estructura 5-5, que era también una de las estructuras construídas más elaboradas, y es la única estructura en la que se encontró un metate apoyado directamente sobre el último piso.
Si bien hasta este momento sólo se completó un análisis preliminar de los objetos líticos, se dan diferencias bastante claras en los instrumentos de piedra hallados en las diferentes estructuras, por ejemplo con los raspadores que están presentes en cantidades elevadas en la Estructura 5-7. Esto parecería indicar con mayor claridad actividades diferentes dentro de las distintas estructuras, y los trabajos futuros necesitan concentrarse en estos materiales. En los análisis de flotación se vio que las microlitas de obsidiana eran ubicuas, tanto en las muestras de pisos del patio y de las estructuras, lo que sugiere que dentro y alrededor de las estructuras se producían objetos líticos.
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