Imagen - Vasija de Cacao - K6706 © Justin Kerr FAMSI © 2005:
Marcello A. Canuto y Ellen E. Bell
 

Limites y Fronteras del Clásico Maya: Excavaciones en el Paraíso, Copán, Honduras, Temporada 2003

Figura 2. Imagen del valle de El Paraíso.

El Valle de El Paraíso: Importancia e Historia de las Investigaciones

Para abordar este tema, se propuso un programa de investigación arqueológica a realizarse en el valle de El Paraíso, Honduras. Este valle, dentro del área del sudeste maya, está ubicada en un lugar central entre los centros maya clásicos de Copán y Quiriguá, y los asentamientos no mayas del valle de Chamelecón (Figura 2, arriba). Situado dentro del "intersticio cultural" de esta área, los residentes del valle de El Paraíso se vieron obligados a enfrentar estas diferencias de fronteras y a responder a ellas de alguna manera –aceptando, adoptando, rechazando, o absorbiendo esta heterogeneidad. En consecuencia, la investigación arqueológica de esta área en particular, representa una oportunidad única para estudiar la relación entre el desarrollo y el mantenimiento de identidades (culturales) diferentes y la integración de estados. Con este fin, este estudio se centra en los siguientes contextos de rangos en escala descendente: (1.) la interacción interegional de los mayas con los pueblos no mayas, (2.) la economía política regional de los intercambios interestado de la élite, (3.) la organización local de las relaciones intraestado, y (4.) las redes socioeconómicas dentro de los centros.

Ubicación

El Paraíso se encuentra ubicado en un valle extenso y fértil (que lleva el mismo nombre) dentro de la cadena montañosa de la Sierra del Espíritu Santo, a sólo 27 km al noreste de Copán, 30 km al sur de Quiriguá, y 20 km al oeste de El Puente (Figura 3). Este valle fue abierto por el Río Morjá, que fluye en dirección norte hacia el Río Motagua y está separado de los valles fluviales de Copán y Chamelecón por cadenas montañosas bajas, que permiten el paso. Contiene llanuras de río aluvionales más extensas que las de los valles de las cercanas Copán y Río Amarillo, y exhibe una amplia gama de variantes ecológicas (Fash 1983). Además, una elevación de 600-650 metros sobre el nivel del mar y altos niveles de precipitaciones hacen que algunos sectores del valle resulten aptos para obtener cosechas dobles.

El valle contiene dos centros diferentes del período Clásico (400-850 d.C.) en proximidad cercana (Figura 4). El primero, conocido simplemente como El Paraíso, está ubicado a lo largo del borde sudeste del actual pueblo, cerca de Quebrada Rosario (Figura 5). El Paraíso exhibe un plano arquitectónico de patio cuadrangular con una plataforma elevada y dividida en tres patios hundidos, y esculturas de estilo maya. El otro centro, El Cafetal, está ubicado 1 km al sudoeste sobre el lado opuesto del Río Ocote (Figura 6). Como la fase final de ocupación para ambos centros data del período Clásico Tardío (600-900 d.C.), es posible que las variaciones en el plano espacial y en el estilo arquitectónico de cada uno de ellos estén reflejando diferencias en la identidad de sus residentes. En realidad, estas diferencias se repiten hacia el este, en el valle de La Florida a lo largo del Río Chamelecón, donde la disposición abierta de las estructuras de El Cafetal, alrededor de una plaza, es similar a la de El Puente (Nakamura et al. 1991) y donde el patrón estilo patio cerrado de El Paraíso es equivalente al de El Abra (Figura 7).

Además, las condiciones topográficas, hidrológicas, y climatológicas de esta región sugieren que el valle de El Paraíso constituía una puerta de entrada para el comercio interregional. En esta región, todas las mercancías materiales (e ideacionales) recorrían rutas específicas, muchas de las cuales atravesaban directamente el valle de El Paraíso. Por lo tanto, es posible que los residentes del valle de El Paraíso actuaran como intermediarios regionales. Inclusive, las diferencias arquitectónicas de sus dos centros más grandes del período Clásico, apuntan a la existencia de diferentes pueblos, facciones, o intereses dentro del valle. En otras palabras, como una encrucijada, el valle de El Paraíso se debatía en un contexto en el que potenciales confrontaciones étnicas, ideológicas, políticas y socioeconómicas, al igual que negociaciones, tenían lugar cotidianamente.

Historia de las Investigaciones en El Paraíso

Las exploraciones del Peabody y otras de épocas tempranas

Si bien los sitios del valle de El Paraíso son conocidos desde hace más de un siglo, casi no se han emprendido investigaciones formales en el lugar hasta épocas recientes. Sin embargo, el valle fue visitado unas pocas veces en la primera mitad de este siglo por exploradores e investigadores. En 1895, el geógrafo alemán Karl Sapper visitó el área y produjo el primer mapa del sitio ubicado en las cercanías del pueblo actual. Lo llamó el sitio de "El Paraíso" (Sapper 1897). Después de que las investigaciones en Copán comenzaran hacia fines de la década de 1890, unos pocos exploradores e investigadores viajaron al valle de El Paraíso. En 1914, Sylvanus G. Morley (1917, 1920) registró las esculturas en ese mismo sitio (Figura 8), y tres años más tarde, en 1917, un equipo de la Expedición del Museo Peabody, entre quienes se encontraba S.K. Lothrop, hizo un registro fotográfico del sitio (Lothrop, 1926). Por último, en 1935, Jens Yde visitió el sitio y publicó una descripción de las mismas esculturas con las que se había encontrado Morley (Yde 1936, 1938).

Figura 8. Elementos escultóricos encontrados en las primeras expediciones. Click to enlarge.
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PAC I

Después de estas visitas, el valle fue virtualmente ignorado hasta que un nuevo programa de estudios iniciado en Copán (PAC I) llevó a Kurt Long y a William L. Fash a El Paraíso en 1979. Este equipo descubrió, mapeó y comenzó a excavar en el otro gran centro del período Clásico Tardío del valle, ubicado 1.5 km al sudoeste de El Paraíso. A este sitio le llamaron "El Cafetal". Como tuvieron que enfrentar dificultades con los terratenientes del lugar, se vieron obligados a dar prematuramente por terminadas las excavaciones y a marcharse (Fash 1983; Long 1979; Vlcek y Fash 1986). Sólo un corto tiempo atrás, en el año 2000, nuevamente se iniciaron investigaciones en el valle. Un equipo encabezado por el Lic. Oscar Neill (IHAH) levantó un mapa preliminar del sitio de El Paraíso y consolidó la arquitectura en pie que había quedado a la vista cuando un residente del lugar construía su vivienda privada. También en el año 2000, Ellen E. Bell, Marcello A. Canuto, y Jorge H. Ramos visitaron el sitio para evaluar la factibilidad de futuras investigaciones y para completar un reconocimiento informal y un registro fotográfico de ambos centros.

Figura 9a. Edificios modernos en el centro de El Paraíso.

PAREP

El actual pueblo de El Paraíso ha crecido notablemente en las últimas décadas, y ha ido lentamente enterrando y destruyendo el sitio maya del período Clásico. Hacia el 2002, la totalidad del sitio de El Paraíso había quedado cubierta por casas y jardines modernos (Figuras 9a a 9d), y hoy en día la estructura más grande sólo se eleva 7 m por encima de la superficie del patio. Por otra parte, algunos sectores del sitio se inundaron, fueron excavados para obtener materiales, cruzados por topadoras, y saqueados. Sin una intervención inmediata, que fue posible gracias a los fondos provistos por FAMSI, la destrucción de este importante centro muy probablemente se hubiera visto acelerada.

Figura 9b. Edificios modernos en el centro de El Paraíso.

Figura 9c. Edificios modernos en el centro de El Paraíso.

A pesar de la importancia de los daños todavía queda mucho por investigar, como por ejemplo la arquitectura en pie alrededor de la más pequeña de las dos plazas. Además, las excavaciones de prueba realizadas en 2002 (Canuto et al. 2002a) indican que los depósitos debajo de la superficie han permanecido intactos, y que las excavaciones arqueológicas amplias seguramente habrán de arrojar abundante información, generando el interés local necesario para garantizar la preservación del sitio.

Figura 9d. Edificios modernos en el centro de El Paraíso.

Entretanto, los sitios fuera del pueblo actual han permanecido casi completamente desconocidos para los residentes locales, y por lo tanto, se encuentran en un estado de preservación mucho más satisfactorio. Mientras que muchos de los sitios más pequeños parecen haber sido intensamente arados y dañados por los tractores, los sitios más extensos –como El Cafetal– resultaron ser demasiado grandes y tener grandes rellenos de rocas como para que fueran nivelados.

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