Imagen - Vasija de Cacao - K6706 © Justin Kerr FAMSI © 2005:
Marcello A. Canuto y Ellen E. Bell
 

Limites y Fronteras del Clásico Maya: Excavaciones en el Paraíso, Copán, Honduras, Temporada 2003

Figura 10a. Arqueología con sensibilidad hacia la comunidad.

Investigación 2003

La temporada 2003 del PAREP tuvo tres objetivos principales: el científico, el pedagógico, y el socioeconómico. Si bien los dos últimos objetivos son cruciales para el bienestar social y ético y para la buena imagen del proyecto dentro de la pequeña comunidad de El Paraíso, este informe se centrará en los resultados de los objetivos científicos de la temporada de campo 2003. Sin embargo, es importante señalar que los objetivos "extra-arqueológicos" del PAREP tienen que ver con el desarrollo de una forma de investigación arqueológica socialmente responsable (o ética, comunitaria, post-colonial) que reconozca las responsabilidades que los arqueólogos cargan sobre sus hombros cuando desarrollan proyectos de investigación a largo plazo en comunidades pequeñas como El Paraíso (Figura 10a a 10e). Hay un creciente reconocimiento entre los arqueólogos mayistas del impacto que sus prácticas de investigación causan dentro del contexto local. Si bien este impacto, sus ramificaciones y las respuestas de nuestra parte sobrepasan los alcances de este informe de investigación, siguen constituyendo un aspecto crítico de nuestra presencia como investigadores en El Paraíso.

Figura 10b. Arqueología con sensibilidad hacia la comunidad.

Figura 10c. Arqueología con sensibilidad hacia la comunidad.

Con respecto a la investigación arqueológica llevada a cabo durante la segunda gran temporada de campo del PAREP (2003), el énfasis estuvo puesto en el desarrollo de varias líneas diferentes de investigación. Concretamente, la temporada 2003 se concentró en (1.) el reconocimiento regional de la región fuera del valle de El Paraíso, (2.) el relevamiento de los asentamientos de la totalidad del valle de El Paraíso (ca. 25 km2), (3.) el mapeo topográfico de los distintos sectores del valle (ca. 4 km2), y por último (4.) hacer excavaciones de prueba en los centros principales del valle de El Paraíso. Estas diferentes iniciativas de investigación llevaron a un abordaje de múltiples escalonamientos que apuntaron a abordar los complejos problemas que tratamos más arriba.

Figura 10d. Arqueología con sensibilidad hacia la comunidad.

Lo que viene a continuación es una breve discusión acerca de los resultados más importantes de la temporada 2003 con respecto a las diferentes líneas de investigación. A estas descripciones le sigue una discusión que trata sobre la manera como esta investigación y la de las temporadas anteriores habrán de ayudar al desarrollo de las metas científicas del PAREP.

Figura 10e. Arqueología con sensibilidad hacia la comunidad.

Reconocimiento de la región

Dada la importancia del intercambio dentro del área maya del sudeste durante el período Clásico (200-900 d.C.), se diseñó el reconocimiento regional para estudiar las regiones fuera del valle de El Paraíso, específicamente los valles de río intermontanos que habrían posibilitado la comunicación, el tránsito, y el intercambio entre los valles ribereños de El Paraíso, Copán, Río Amarillo, Chamelecón, y Motagua. Las metas generales de la temporada 2003 fueron categorizadas en varias tareas a cumplir:

(1)   Familiarizarnos con la geología/topografía del entorno del valle de El Paraíso.
(2)   Localizar todas las fuentes de aprovisionamiento de materia prima posibles (como por ejemplo arcillas, pedernal, o piedra caliza).
(3)   Realizar una cobertura regional de todas las rutas fluviales de entrada o salida del valle de El Paraíso.
(4)   Identificar todos los puntos de ingreso/egreso del valle de El Paraíso.
(5)   Registrar la totalidad de los asentamientos a lo largo de dichas rutas con un receptor de GPS.

El primer paso de nuestro reconocimiento consistió en identificar aquellas áreas que probablemente se hubieran usado como paso, basándonos en los mapas topográficos del USGS (United States Geological Survey) de la región. Para este intento, fue de importancia crítica identificar no sólo los puntos de egreso del valle, sino también los puntos de destino. Se han identificado cuatro áreas/sitios principales como potenciales puntos de destino para los viajeros que partían del valle de El Paraíso. Quiriguá hacia el norte, Río Amarillo hacia el sur, Copán hacia el sudoeste, y El Puente hacia el este. Se definieron rutas transitables hacia estos centros por combinar varios factores topográficos pertinentes y pragmáticos, tales como la distancia de viaje total, un terreno relativamente llano, lo recto del trayecto entre dos puntos, y la relativa propincuidad a una fuente de agua permanente. En el futuro, se adoptará un modelo más riguroso que incluya no sólo una gama más amplia de factores (tales como campo de visión, proximidad a los recursos), sino también procedimientos para la cuantificación de todos estos factores. Sin embargo, en la temporada 2003, sólo se han definido y comparado cualitativamente un puñado de factores.

El segundo paso consistió en recorrer a pie las diferentes rutas, para registrar los rasgos topográficos y asimismo la presencia de antiguos asentamientos. Durante este procedimiento, el personal del PAREP reconoció la posible existencia de dos tipos de rutas –uno limitado a los viajes rápidos y a la comunicación, el otro limitado al transporte de mercancías. Presumiblemente, las rutas de comunicación se habrían recorrido rápidamente y sin cargamentos. Estas rutas seguramente habrían requerido condiciones topográficas diferentes de las que se usaban para el transporte de cargamentos más pesados o de mayor volumen. Por lo tanto, las rutas de comunicación pudieron haber sido más directas a pesar del terreno y de la ausencia de asentamientos. Sin embargo, las rutas para cargamentos seguramente favorecían los terrenos planos y fácilmente transitables, probablemente con más asentamientos a lo largo de la ruta.

En 2003, el reconocimiento del PAREP se planteó dos objetivos principales: (1.) determinar los posibles puntos de egreso del valle de El Paraíso hacia Copán, Quiriguá, y El Puente, y (2.) sugerir cuál fue el papel que jugó el valle de El Paraíso vis-à-vis el intercambio entre Copán, Quiriguá, y el centro de Honduras.

Figura 11a. La ruta del río Morjá.

El Paraíso–Quiriguá

La más corta de las dos rutas entre el valle de El Paraíso y Quiriguá se extiende en dirección norte-sur a lo largo del río Morjá (ruta del Morjá: Figura 11a, arriba, y Figura 11b, abajo). Este río comienza en la confluencia de varios arroyos más pequeños en el valle de El Paraíso, y fluye hacia el norte y el noreste para desembocar en el río Motagua. Al norte de El Paraíso, fluye a través de una estrecha garganta que finalmente se expande en un amplio valle (2 a 3 km de ancho) conocido como el valle del Morjá. La parte norte del valle del Morjá se conecta con el lado sur del valle del río Motagua. Por lo tanto, el crítico tramo de 7 km entre los valles ribereños de El Paraíso y Morjá es montañoso, con escaso terreno plano y sin asentamientos antiguos. Llama la atención que aún cuando el terreno se va abriendo para formar el ancho y plano valle del Morjá, los asentamientos son escasos. Sólo se han registrado asentamientos densos en los trechos más sureños del valle del río Motagua (véase también Ashmore 1981). En general, esta ruta delinea un curso de 18 a 20 km hasta el valle del Motagua, que el viajero tarda ca. 3-5 horas en recorrer.

Figura 11b. La ruta del río Morjá.

Figura 12a. La ruta del río Chaljá.

La segunda ruta corre a lo largo del río Chaljá, que fluye hacia el norte desde el ángulo noroccidental del valle de El Paraíso (Figura 12a, arriba, y Figura 12b, abajo). Fluye a lo largo de un terreno más ancho y transitable que también es menos montañoso, con parches más amplios de terreno plano, y con asentamientos encadenados a lo largo de la totalidad del tramo entre El Paraíso y el valle del Motagua. Como ruta, es más tortuosa que la que va junto al río Morjá –tiene ca. 25 km y lleva ca. 6 horas completar el recorrido. Sin embargo, sus tramos más planos la hacen una mejor candidata para el transporte de cargamentos. De hecho, los asentamientos a lo largo de esta ruta también fueron más frecuentes –sólo en un tramo de un kilómetro de la ruta, se hallaron dos sitios (de la categoría del Tipo 1).

Figura 12b. La ruta del río Chaljá.

A partir de las comparaciones cualitativas entre las rutas del Morjá y del Chaljá, parece razonable sugerir que la ruta del Morjá habría sido la más favorecida para las comunicaciones rápidas, en tanto que la ruta del Chaljá se habría usado para el transporte de mercaderías y/o personas. Es importante señalar que la ruta del Morjá podría haber posibilitado una comunicación cotidiana entre Quiriguá y El Paraíso –un hecho que podría resultar de gran ayuda para caracterizar el nivel de autonomía y desenvoltura con respecto a sus jefes supremos de que habrían gozado los centros subordinados.

Figura 13a. La ruta de El Puente.

El Paraíso y El Puente

En el año 2003 no se hicieron demasiados esfuerzos por determinar los puntos de egreso orientales del valle de El Paraíso. La ruta más probable podría haber sido la que sigue la Quebrada Rosario hacia el este (Figura 13a, arriba, y Figura 13b, abajo). Sin embargo, el valle del río Chamelecón representa otro sistema más de drenaje (donde el río más importante fluye hacia el este y no hacia el norte). Por lo tanto, parece que no había forma de evitar pasar a través de montañas empinadas cuando se viajaba entre El Paraíso y los centros ubicados en los valles de La Florida y La Venta. Resulta de interés que uno de los sitios principales de la región –Las Pilas– se encuentra ubicado en un punto de egreso del valle de La Florida. Las Pilas es un gran centro similar al sitio de El Paraíso en cuanto a estilo y escala arquitectónica. Esta ruta probablemente mida ca. 20 km y podría insumir unas 4-6 horas recorrerla a pie. En el 2004 se emprenderán más trabajos sobre las rutas del este.

Figura 13b. La ruta de El Puente.

El Paraíso y Río Amarillo/Copán

Las rutas que conducen a Río Amarillo y Copán son más difíciles de determinar puesto que hay varios puntos de egreso viables desde el valle de El Paraíso que llevan al sur y al oeste. Además, debido a los patrones geológicos, Río Amarillo y Copán también también están ubicados en un sistema de drenaje diferente (en el cual los ríos fluyen en dirección oeste) al del valle de El Paraíso. Por lo tanto, cualquier ruta desde El Paraíso hasta ya sea Río Amarillo o Copán, atravesaba un paso montañoso que separaba los dos sistemas de drenaje. El análisis inicial indica que la ruta más sencilla y rápida entre el valle de El Paraíso y Copán pasaba directamente por el valle de Río Amarillo. Desde Río Amarillo, la ruta simplemente seguiría el Río Amarillo/Copán hasta el valle de Copán. No parece haber ninguna ruta corta o fácil de recorrer que conduzca directamente de El Paraíso a Copán.

El PAREP logró reconocer dos puntos de egreso de El Paraíso que llevan al sur hacia Río Amarillo y que se encuentran más o menos a una distancia de 10 km. El primer punto de egreso corre a lo largo del valle del río La Pita, al sur de El Cafetal. Este valle se adentra 1 km en las montañas y luego comienza a trepar hasta una elevación aproximada de 200 m. Entonces la ruta sigue a lo largo de 3 km de abrupto terreno montañoso y emerge en el punto más norteño del valle del Río Blanco, de suaves laderas, donde se encuentra el gran asentamiento rural Tipo III de Piedras Negras. Entre Piedras Negras y Río Amarillo hay ca. 5 km de terreno plano. El reconocimiento efectuado en 2003 no recorrió esta ruta –sólo fue reportada al PAREP por los habitantes del lugar, que la llaman "La Cumbre". Los lugareños señalan que el viaje completo de El Paraíso a Río Amarillo por esta ruta lleva más o menos 4-6 horas. En el 2004, esta ruta será investigada a fondo con el objeto de determinar si hay algún asentamiento a los lados de la mitad de la ruta de El Paraíso.

El segundo punto de egreso conduce al sur hacia el río Ocote, ca. 1 km al este de la otra ruta que va hacia el sur. Esta ruta fue brevemente inspeccionada por el PAREP. En el relevamiento se encontró un gran sitio Tipo II (ca. 12-15 estructuras) que se conoce como Las Juntas (Figura 14) ca. 4 km al sur del sitio de El Paraíso. Si bien el sitio está posicionado cerca del punto intermedio entre El Paraíso y Río Amarillo, yace en el piso de un valle sin salida rodeado por empinadas laderas montañosas. Por lo tanto, desde este punto, parecería que la ruta trepa hacia el este y se conecta con la otra ruta que mencionamos más arriba. La ubicación de Las Juntas de hecho puede no estar relacionada con las rutas de intercambio, sino más bien podría estar relacionada con la presencia cercana de un afloramiento natural de toba volcánica, que a menudo se usaba para la construcción de estructuras ceremoniales y de élite. La ubicación exacta de este recurso será determinada por el PAREP en el 2004.

Copán se encuentra ca. 25 km al sudoeste del valle de El Paraíso. Las rutas que llevan al sudoeste de El Paraíso se extienden por montañas más difíciles de cruzar que las que se encuentran al sur. Esta dirección todavía no ha sido explorada en su totalidad, de modo que sólo podemos ofrecer conclusiones preliminares. Sin embargo, parece probable que esta dirección haya sido elegida como una ruta de comunicación, y no de carga. De los potenciales puntos de egreso por el oeste, se investigó parcialmente el que sigue al río Las Peñas hacia el oeste. Aunque se detectó asentamiento en un paisaje montañoso ondulado sin pendientes abruptas cerca del valle de El Paraíso, la ruta pronto llegó a laderas muy empinadas adversas al uso frecuente.

Otra ruta potencial que todavía ha de ser explorada, egresa del valle de El Paraíso por su ángulo noroccidental, a lo largo de la Quebrada Las Flores, y va hacia el oeste hasta el valle del río Managua. El río Managua corre paralelo a los ríos Chaljá y Morjá. El sitio de Agua Sucia, del Tipo III, se encuentra ca. 15 km al oeste de El Paraíso en el valle del río Managua. Sin embargo, de Agua Sucia a Copán, la ruta se desvía al sur y atraviesa una serie de pequeños valles de río y varios pasos montañosos. En el reconocimiento no fue posible incluir la totalidad de esta ruta, aunque los informes indican que el viaje completo de El Paraíso a Copán, pasando por Agua Sucia, podía hacerse en un total de 8 horas.

Discusión

Claramente, El Paraíso está ubicado a no más de 6-8 horas de viaje de los centros principales del Maya Clásico del área maya del sudeste –Copán, Quiriguá, El Puente, Los Higos, y Río Amarillo. En realidad, esta equidistancia con respecto a los centros principales de la región es privativa del valle de El Paraíso. Ninguna otra área en la región está tan cerca de todos los otros centros monumentales regionales como el valle de El Paraíso. Esta relación sugiere que el valle de El Paraíso fue un nodo importante a lo largo de las rutas que entrecruzaban la región entre Copán, Quiriguá, y los centros de Honduras central. Lo que dilucida aún más la importancia de El Paraíso para Copán es su ubicación vis-à-vis Río Amarillo. La aplicación para Río Amarillo de los mismos criterios para definir rutas, demuestra que la ruta más fácil desde Río Amarillo hasta el centro de Honduras también pasa por El Paraíso.

Estos datos sugieren que El Paraíso era el nodo crítico (Figura 15) en el sistema de rutas nororientales de Copán, en tanto que Río Amarillo era una posta importante en la ruta a El Paraíso. Todas las mercancías que salían de Copán eran transportadas a través de Río Amarillo hasta El Paraíso. Desde El Paraíso, las mercancías podían seguir ya sea hacia el norte, a Quiriguá y las tierras bajas del Petén, o hacia el este, a El Puente y el centro de Honduras. En sentido inverso, todos los materiales destinados a Copán eran encauzados hacia El Paraíso con destino final a Río Amarillo y después Copán.

Parece que la existencia y ubicación de centros secundarios en los valles de Río Amarillo y de El Paraíso podría ser explicada (en parte) a través de los análisis espaciales, distribucionales, y de administración de recursos, que postulan a Copán como el centro de un sistema de intercambio. Aunque los patrones geológicos y topográficos no determinan ni la estructura política ni la organización económica, el hecho de que los centros políticos de esta región estén ubicados en áreas predecidas por un modelo de sistema de intercambio con centro en Copán, sugiere alguna aplicabilidad de estos criterios. Sin embargo, el conocido conflicto entre Quiriguá y Copán (Martin y Grube 2000) puede haber resultado en actividades que hicieran de este modelo algo incompleto.

De hecho, la red de centros de esta región no carece de redundancias –esto quiere decir que las rutas que los residentes de Quiriguá podían elegir para acceder a los sitios del centro de Honduras, no eran dependientes de El Paraíso, como lo eran las de Copán (Figura 16). Por lo tanto, surge la clara posibilidad de que los centros primarios y secundarios del área maya del sudeste puedan no abarcar una única red de intercambio, sino que por el contrario, puedan haber existido dos redes diferentes controladas por las élites competidoras con sus bases establecidas en Copán y en Quiriguá. Ahora parecería que al menos algunos centros del valle de El Paraíso probablemente tuvieron una fuerte alianza con Copán, dada la dependencia de éste último con respecto a estos centros de El Paraíso, para asegurar el acceso al norte y al este.

Un análisis más abarcativo habrá de ser revelador de este concepto de redes de intercambio competitivas derivadas de las cambiantes alianzas políticas entre las élites del Clásico Maya que controlaban estos diferentes centros. En otras palabras, esta región podría brindar la oportunidad perfecta para estudiar el concepto, complejo y sólo vagamente comprendido, de los límites políticos entre los estados del Clásico Maya.

Estudio del valle

El estudio del valle de El Paraíso fue diseñado para emprender la cobertura del 100% de los 35 km cuadrados del valle. El relevamiento tiene por objeto ubicar, registrar y hacer recolecciones de superficie de los restos de todos los antiguos asentamientos, así como registrar los pertinentes atributos ecológicos y geológicos de los diversos sectores del valle. Además, este relevamiento se vio acompañado por el mapeo topográfico de partes definidas de los sectores del valle. Específicamente, los programas de relevamiento y mapeo del 2003 se hicieron a fin de lograr:

(1)   La división del valle en "sectores" de relevamiento, descripción de límites y topografía.
(2)   El registro de toda la evidencia de los antiguos asentamientos ("sitios") del valle con un receptor de SPG (GPS).
(3)   Mapa topográfico (resolución 1m-sub) de los sectores centrales del valle.
(4)   Dibujar mapas de los sitios que se encuentren dentro del valle por medio de un distanciómetro (EDM) o del método de brújula y cinta métrica.
(5)   La recolección de superficie en todos los sitios de la región.
(6)   El desarrollo de un modelo para el patrón de asentamiento del valle.

Todavía no se ha realizado una medición exacta del valle de El Paraíso porque los datos de SIG (GIS) de la región necesarios todavía no estaban disponibles en el 2003. En consecuencia, se derivó una evaluación aproximada de los límites del valle por medio de la interpretación del mapa topográfico del valle estilo USGS 1:50,000. Se calculó que el valle cubría aproximadamente 30 km cuadrados –más o menos un área que medía 6-7 km (en dirección norte-sur), y 4-5 km (en dirección este-oeste). Para los fines del relevamiento del PAREP, el valle fue dividido en 8 sectores –Ocote Este, Ocote-Pita, Sur, Pita-Peña, Peña Oeste, Las Flores, La Sardina, Morjá. Estos sectores estuvieron definidos sobre todo por límites de ríos y rasgos topográficos, aunque algunos constan de límites arbitrarios. En 2003, el relevamiento estuvo limitado principalmente al sector Ocote-Pita, aunque también se completaron angostas ringleras de estudio en el lado este del sector de Pita-Peña y en el lado sur de Ocote-Este.

Las tareas de mapeo en gran medida se atuvieron a las áreas de relevamiento. El programa de mapeo fue diseñado para mapear en su totalidad los dos sectores dentro de los cuales se hallan los centros más grandes (esto es, los sectores de Ocote Este y Ocote-Pita). En total, estos dos sectores abarcan ca. 4 km cuadrados del valle. En el año 2003, el PAREP logró completar un mapa topográfico de ca. 50% de esta área (Figura 17). En temporadas futuras, el programa de mapeo completará el mapeo topográfico de estos dos sectores, en tanto que el relevamiento se ampliará hasta más allá de ellos, hacia el resto del valle.

Los resultados tanto del mapeo como de los programas de relevamiento pueden verse en el Cuadro 1, abajo. Aparte de los totales de sitio, otros 14 sitios (76 estructuras) fueron registrados durante los reconocimientos fuera del valle de El Paraíso, a lo largo de las distintas rutas de comercio de las que tratamos más arriba.

Cuadro 1.  Resultados de los Programas de Mapeo y Relevamiento
Sector Area
(sq. km)
Área
Relevada (%)
Sitios
Ubicados
Estructuras
Ubicados
Ocote Este 6 10% 1 11
Ocote-Pita 5.5 35% 25 143
Sur 2 0% 0 0
Pita-Peña 5 7% 3 16
Peña Oeste 2 0% 1 4
Las Flores 3 0% 0 0
La Sardina 3.5 0% 0 0
Morjá 2 0% 0 0
         
Total 29 10% 30 174

Densidad de los asentamientos

Del Cuadro 1, arriba, surge con claridad que el relevamiento del PAREP sólo ha cubierto una pequeña parte de una porción minoritaria de los sectores. Por lo tanto, el reducido número de sitios refleja el rango limitado del relevamiento y no una densidad baja de los asentamientos. La densidad de los asentamientos, calculada como una función del área total relevada (ca. 3 km2) es igual a 58 estructuras por kilómetro cuadrado. Si bien no se trata de un número denso, este promedio es igual al del asentamiento del valle del Río Amarillo (Canuto 2002) y al de algunos sectores del valle de Copán (Fash 1983). Sin embargo, esta medición supone una contemporaneidad entre todos los sitios registrados; dados ciertos elementos arquitectónicos, y después de que se hayan realizado futuras excavaciones de prueba, esta conjetura podría resultar falsa.

Complejidad de los asentamientos

Medida como una función de la variedad de los tipos de sitios dentro del área relevada, la complejidad de un asentamiento tiene importancia. Los sitios de la región han sido categorizados por medio de una tipología híbrida derivada de la investigación en los valles de Copán, Río Amarillo, y La Venta (Canuto 2002; Leventhal 1979; Nakamura et al. 1991; Webster 1985).

Cuadro 2.  Complejidad de los asentamientos
Tipo Cantidad % del Total Estructuras % del Total
Tipo V 3 10% 41 24%
Tipo IV 1 3% 14 8%
Tipo III 0 0% 0 0%
Tipo II 2 7% 20 11%
Tipo I/AMP 13 43% 67 39%
Tipo AM/SM 11 37% 32 18%
         
Total 30   174  

Curiosamente, en el valle de El Paraíso están ausentes los sitios del Tipo III y IV –aquellos que en el valle de Copán probablemente representan los recintos residenciales de la élite de Copán, posiblemente residencias de las cabezas de linaje del estado de Copán (Sanders 1989) o de una élite secundaria encargada de las cuestiones administrativas en apoyo de la dinastía gobernante (Jackson y Stuart 2001). Es probable que la ausencia de estos recintos residenciales de élite en el valle de El Paraíso, sean resultado de la fusión en esta área del centro político regional (el sitio del Tipo V) con las residencias de la élite local. En lo que tiene que ver con los órdenes inferiores de la tipología de sitios, abundan los sitios típicamente residenciales, lo que indicaría que la mayor parte de la población del área era agraria y estaba organizada en unidades socioeconómicas basadas en el parentesco.

El reconocimiento a lo largo de diferentes rutas fuera del valle de El Paraíso también nos permitió encontrar varios sitios, 12 sitios con montículos y 2 zonas de dispersión de artefactos. El atributo notable de este asentamiento, sin embargo, es que contenía un alto porcentaje de sitios grandes –esto es, un 50% eran o Tipos III, o II, o I. Este número más o menos duplica la concentración de estos mismos tipos dentro del valle de El Paraíso (esto es, 27%). Esta diferencia podría ser consecuencia de que la metodología de reconocimiento fuera del valle tienda menos a registrar sitios pequeños que la metodología de reconocimiento dentro del valle. Sin embargo, queda la posibilidad de que la complejidad más alta de lo que se esperaba de los asentamientos a lo largo de las rutas, tenga que ver con su importancia regional y su función especial. Las excavaciones en una muestra de estos "sitios de ruta" serán de ayuda para determinar si sus habitantes estaban involucrados en el comercio regional, y de qué manera.

Patrones del valle

Durante la temporada 2003, los miembros del PAREP también pudieron poner a prueba y modificar una hipótesis desarrollada en la investigación preliminar de 2002 acerca del patrón de asentamiento del valle de El Paraíso. Los estudios habían determinado, a pesar de verse entorpecidos por el intenso uso moderno de la tierra (por ejemplo las plantaciones de café y los cultivos tabacaleros), que los asentamientos habían estado limitados a las terrazas aluvionales que corren paralelas a los múltiples ríos del valle. La terraza aluvial junto a la ribera occidental del Río Ocote varía entre los 1 y 5 m por sobre la planicie de inundación del río. En 2003, y para estudiar esta hipótesis, el relevamiento se concentró en seguir esta terraza aluvional en su recorrido paralelo al Río Ocote. Compatible con los hallazgos preliminares de 2002, se registraron sitios a lo largo de esta franja de la terraza lluvional, en tanto que no se halló ninguno en la planicie de inundación. Luego, este patrón fue reproducido a lo largo de la terraza aluvional oriental del Río Pita.

En promedio, los sitios hallados junto a las terrazas aluviales estaban ubicados aproximadamente a 200-300 m del río. Hasta qué grado estos cursos de río pueden haber cambiado en el último milenio, es algo que no sabemos. Por lo tanto, muchos de los sitios ubicados junto a las terrazas pueden haber estado un tanto más próximos a los ríos que hoy en día. En cualquier caso, a partir de estas observaciones iniciales parecería que los habitantes del valle mostraron una gran prudencia respecto del emplazamiento de sus estructuras –favoreciendo los terrenos altos y con mejor drenaje y no la proximidad con el río, si bien en los sitios comunes, de todos modos, sólo se encuentran a unos pocos cientos de metros de una fuente de agua permanente. Además, el agua en el valle es abundante y ubicua; por lo tanto, es probable que el agua planteara alguna limitación para la ubicación de un asentamiento, pero sólo en términos de drenaje, y no en términos de abastecimiento o acceso.

La única excepción a las normas de este patrón de asentamiento general, es el propio sitio de El Paraíso, que se encuentra directamente en la ribera norte de Quebrada Rosario –un río que concretamente se ha llevado algunos de los grupos de patio que se encuentran en el sur de este sitio. El Paraíso exhibe numerosos elementos arquitectónicos que indican que la administración del agua y el drenaje eran un factor crítico para el sitio –un conjunto de elementos arquitectónicos sólo hallados en este valle. Por otro lado, los informes sobre artefactos y mampostería en piedra hacia el este del gran centro de El Paraíso, indican que allí existió un extenso (y actualmente destruido en su mayor parte) asentamiento del período Clásico todo a lo largo del Río Rosario.

Si los patrones de asentamiento y el emplazamiento de los sitios resultan un reflejo de la identidad y la afiliación de un grupo, entonces podría plantearse que la desviación de la norma del patrón de asentamiento que se observa en el asentamiento alrededor del sitio de El Paraíso, podría indicar diferencias marcadas entre los habitantes de las distintas partes del valle. Por sí mismos, sin embargo, estos atributos no prueban que el valle de El Paraíso haya estado habitado por diferentes grupos contemporáneos. Este hecho que no conocemos es uno de los temas que abordará la investigación del PAREP.

Plano espacial y arquitectura

En términos de determinar un patrón espacial, el PAREP ha adoptado una tipología que intenta describir una variabilidad tanto inter como intraescala entre los sitios. Para la variabilidad interescala se han usado los siguientes términos:

No montículo Tipo NM
Montículo único Tipo SM
Grupo Informal Tipo AM
Grupo de patio Tipos AMP/I
Estructura -o agrupamiento centrado en un Grupo Tipos II y III
Estructura aglutinada/agrupamiento centrado en un Patio Tipos IV y V

Para la variabilidad intraescala –especialmente con respecto a los agrupamientos aglutinados centrados en patios (Sitios Tipos IV y V), hemos usado los términos plaza cuadrangular y plaza. Estos términos apuntan a aquellos sitios que despliegan una organización cuadrangular de sus estructuras y que varían en términos de accesibilidad, proporción, y planeamiento formal.

Como el relevamiento sólo ha abarcado un pequeño porcentaje de la región, es probable que se encuentren muchos otros sitios pequeños (Tipo III y más pequeños) en las futuras temporadas de trabajo de campo. Por el momento, sin embargo, parecería que estos sitios más pequeños están organizados como grupos de patio. Se han hallado muy pocos montículos aislados. Además, los más grandes entre estos sitios parecen ser agrupamientos centrados en patios, esto es, un patio central que está rodeado por estructuras dispersas no necesariamente organizadas en grupos de patio propios.

En términos de los centros monumentales de la región, sin embargo, el estudio parece haber registrado la mayoría (si no todos) de los que se encuentran ubicados en el valle de El Paraíso. Por lo tanto, es posible efectuar algunas comparaciones preliminares. Los cuatro sitios más extensos –El Paraíso, El Cafetal, El Guayabal, y Las Orquídeas– están organizados siguiendo patrones notablemente diferentes. Los últimos dos centros mencionados presentan una mampostería de barro que sugiere un origen del Preclásico Tardío. Las Orquídeas es un sitio compacto construido junto a una estribación aluvional del Río Pita. Sus estructuras de barro están emplazadas junto al perímetro de esta estribación, formando una plaza libre con fuertes semejanzas a los sitios de Los Achiotes y Cerro Chino, en los valles de Río Amarillo y Copán. Las estructuras de El Guayabal también son de barro y también forman (a una escala mucho más grande) un espacio de plaza libre. Aunque no es idéntico a Las Orquídeas, parecería que El Guayabal pertenece a una tradición arquitectónica similar en lo espacial y lo arquitectónico.

Los centros del Clásico Tardío de El Cafetal y El Paraíso, sin embargo, son notablemente diferentes de estos centros más antiguos en términos tanto de su mampostería de piedra como de planeamiento del sitio. Pero lo que es más importante, en realidad, es que estos dos centros difieren uno de otro de una manera profunda, a pesar del hecho de encontrarse a menos de 2 km de distancia y de ser, en general, contemporáneos. Este curioso hecho sugiere que el valle de El Paraíso albergó durante el Clásico Tardío, dos tradiciones arquitectónicas y espaciales diferentes.

El Paraíso (Figura 5), consta de varios patios cerrados y varias plazas cuadrangulares. Pareciera seguir ciertas proscripciones del patrón cuadrangular PC3 (QP3) reconocido por Ashmore (1981) y por Schortman (1991). El sitio está centrado alrededor de una plaza con una superficie de patio hundido, dominada en su lado oeste por una alta estructura piramidal (antiguamente de unos 12 m de altura). Hay otros dos plazas ubicadas al norte y al noreste. Al sur de la gran estructura piramidal, varios patios cerrados la separan de la cercana Quebrada Rosario. Los mismos estilos constructivos que describió Schortman (1991) para los sitios del valle inferior del Motagua y que datan del Clásico Tardío –tales como la pirámide "escalonada" y las técnicas de construcción con losas de esquisto– también se ajustan a ellos. Además, los espacios principales estaban completamente encerrados, del mismo modo que lo estaban muchos de los grupos del cuadrángulo de LMV. Sin embargo, El Paraíso también difiere de los asentamientos de LMV en muchos aspectos. Específicamente, también despliega varios atributos del estilo maya de élite, como la mampostería de piedra labrada (toba volcánica), la escultura arquitectónica de estilo Copán, las fachadas de estucos, y los pisos de yeso. En gran parte, este centro parecería asemejarse a los sitios de Morjá (Ashmore 1981), Las Playitas (Schortman 1991), Las Pilas, y El Abra (Nakamura et al. 1991) en términos de su planta de plaza cuadrangular (Figura 18).

El Cafetal (Figura 6) consiste en diez estructuras monumentales que definen una gran plaza (de aproximadamente 150 x 110 m), orientada ligeramente hacia el este del norte magnético. La plaza central está dominada hacia el este por una gran pirámide aterrazada de diez a doce metros de altura. Esta pirámide está flanqueada por dos estructuras alargadas de quince a veinticinco metros de largo que se elevan aproximadamente a dos metros de altura. Juntas, estas tres estructuras marcan el límite este de la plaza. Hacia el sur, la plaza está definida por dos estructuras simples muy largas (de treinta a treinta y cinco metros cada una de ellas), cada una de las cuales se eleva aproximadamente unos dos metros. Hacia el oeste, la plaza está delimitada por dos estructuras alargadas conectadas que miden cada una alrededor de veinte a veinticinco metros de largo, y se elevan más alto que las estructuras similares en el sur, hasta alcanzar una altura aproximada de tres a cuatro metros.

El extremo norte de la plaza está compuesto por tres estructuras piramidales que se yerguen una junto a la otra. Las dos ubicadas más cerca del ángulo noroeste de la plaza tienen cinco metros de altura. Más lejos y hacia el este de estas dos, con una separación de unos veinte metros, se halla otra estructura de cuatro metros de altura. Su eje está orientado casi 45 grados al este del sur. Esta estructura es el montículo más fuera de eje de todo el grupo. Rodeando a esta plaza hay ca. 50 estructuras organizadas en grupos de patio más pequeños o agrupamientos. En términos de planeamiento, este sitio es el que más se asemeja a El Puente y a Las Tapias, del valle de La Florida (Nakamura et al. 1991), al igual que a Bobos en el valle inferior del Motagua (Schortman 1991).

La planta del sitio pareciera ser una variación libre del patrón de PC3 definido por Ashmore (1981). Sin embargo, dada la variación dentro de este tipo, podría resultar instructivo tratar de definir aún más este tipo común para esta región en su totalidad. Si bien define un espacio cuadrangular, las estructuras de El Cafetal son de una mampostería de canto rodado, que forman estructuras aterrazadas simples, largas y angostas, que probablemente no sirvieran de apoyo más que a estructuras perecederas. A diferencia de la técnica "escalonada" de los LMV, estas estructuras fueron levantadas por medio de la construcción de múltiples terrazas bajas (2-3 hileras de piedras) y anchas (ca. 75-150 cm). Hay una total ausencia de escultura arquitectónica, de fachadas de estuco y de pisos de yeso. En buena medida, este centro parece tener semejanzas con los sitios de El Puente, Los Higos, Roncador (Nakamura et al. 1991), Piedras Negras (Vlcek y Fash 1986), y tal vez hasta Río Amarillo (Saturno 2000) en términos de la planta libre de su plaza (Figura 19).

Cronología

En el año 2003, se hicieron recolecciones de superficie en 13 sitios diferentes. Aunque el análisis más abarcativo de estos artículos todavía está por ser completado, el análisis inicial mostró una notable covariación entre abundantes recolecciones de superficie y mampostería de canto rodado. En otras palabras, las estructuras de barro tenían menos artefactos en la superficie. Esta distinción no puede ser satisfactoriamente explicada sin otras investigaciones amplias en estos sitios. Sin embargo, una comparación entre los restos de mampostería de canto rodado/piedra labrada y los sitios de barro, confirma las diferencias temporales a las que se hizo alusión en la sección anterior: la presencia de dos ocupaciones diferentes en el valle de El Paraíso –de los períodos Formativo Tardío y Clásico Tardío.

En términos del Formativo Tardío, los datos siguen siendo ambiguos. Dada la evidencia circunstancial y los datos comparativos de otras partes de la región, parecería probable que los sitios de El Guayabal y Las Orquídeas dataran de alguna época anterior al período Clásico. Exactamente de cuándo, y si estos dos sitios fueron contemporáneos, y las tradiciones culturales a las que pertenecieron, es algo que todavía se desconoce. Además, tampoco se conoce la extensión de este asentamiento del Preclásico. Desde el 2003, todo sitio que contuviera arquitectura de barro era considerado del Preclásico Tardío. Esta conjetura requerirá ser puesta a prueba mucho más intensamente en las temporadas futuras.

Las recolecciones de superficie del período Clásico en las regiones de El Paraíso y El Cafetal sugieren una afinidad general de la región con la fase cerámica Coner de Copán. Aparte de cerámicas tales como Copador y Surlo, también se identificaron tipos más mundanos y utilitarios como Masica, Raúl, y Casaca. Será importante definir la frecuencia y distribución de estos tipos una vez que el PAREP inicie programas más amplios de excavaciones. Dichos estudios serán de ayuda para determinar no sólo qué diferencias tienen los conjuntos de El Paraíso y El Cafetal entre sí, sino también sus afinidades regionales.

Discusión

En suma, los resultados preliminares de la temporada 2003 sugieren que la región de El Paraíso tuvo dos ocupaciones principales –una en el Preclásico Tardío, y la otra en el Clásico Tardío. Hay escasas evidencias para sugerir una continuidad entre estos dos períodos. Por el momento, es poco lo que se puede sacar en conclusión sobre la ocupación del Preclásico, si bien algunas consistencias arquitectónicas provocadoras sugieren que el valle de El Paraíso pudo haber jugado un papel crítico antes del surgimiento de Copán al sudoeste.

En cuanto a la población del período Clásico, es probable que haya sido equivalente en su tamaño y extensión general a la de otras partes adyacentes de esta región. Además, su composición y probablemente sus bases de organización no fueron particularmente diferentes. Los centros más importantes que controlaban esta población exhiben algunas diferencias intrigantes y profundas entre ellos; sin embargo, siguen patrones que ya existían en toda la región, especialmente en el este y norte. Parecería que el valle de El Paraíso podría terminar siendo un microcosmos de una parte de la diversidad regional que por largo tiempo ha sido el foco de los modelos interpretativos del área (por ejemplo Schortman y Nakamura 1991).

Las profundas diferencias entre El Paraíso y El Cafetal se vuelven más interesantes por el hecho de estar ubicados en un valle tan críticamente importante en una región donde abundaban las élites en competencia. ¿Podrían estos dos sitios ser avanzadas de facciones en competencia? ¿Podrían estar reflejando diferencias étnicas más amplias? ¿Podría este valle estar representando un "punto cero" para el comercio interregional? Estas preguntas pasarán a formar parte integral de una futura investigación. Por último, es aconsejable aquí mostrar cierta precaución, teniendo en cuenta que sólo se ha relevado el 10% del valle. La ulteriore investigación indudablemente habrán de modificar, o tal vez contradecir, estas observaciones preliminares.

Excavaciones

Tanto en El Paraíso como en El Cafetal se llevaron a cabo excavaciones de prueba. Estas excavaciones se limitaron a hacer pequeñas exposiciones de la arquitectura de la fase terminal o de basurales fuera de las estructuras. Dada la limitada escala de operaciones del PAREP en el año 2003, estas excavaciones estuvieron estratégicamente diseñadas para recuperar información específica que luego habría de ayudarnos a desarrollar un programa de excavaciones más grande y abarcativo. Específicamente, el programa de excavaciones se diseñó a fin de:

(1)   Revelar el estilo de mampostería y las técnicas de construcción de los sitios monumentales del valle.
(2)   Confirmar informes anteriores sobre la escultura arquitectónica estilo maya de la élite en la región.
(3)   Determinar las secuencias de las fases constructivas donde la arquitectura de la fase terminal estuviera destruida.
(4)   Excavar áreas potenciales de acumulación de residuos y recolectar información relacionada con la cronología y las actividades humanas.

El Paraíso

Las excavaciones en El Paraíso (Figura 20) se vieron acompañadas por un conjunto de desafíos únicos que requirieron de los excavadores que jugaran otros papeles, más allá de su actuación como investigadores. Buena parte del sitio antiguo se encuentra ubicado debajo del pueblo moderno de El Paraíso. Esta desafortunada coincidencia ha causado la destrucción de grandes sectores del sitio. Además, muchos de nuestros esfuerzos tuvieron lugar en la propiedad privada de las personas que actualmente viven "encima del sitio". Esta situación requirió de un enfoque más delicado y de mayor sensibilidad social para nuestra estrategia de excavación.

Como ya se dijo anteriormente, muchas de las actividades de investigación emprendidas por el PAREP estuvieron acompañadas por necesarias adaptaciones y actividades que implicaban mayores contactos con la comunidad local. Aunque no hemos dado mayores detalles al respecto en este informe, dichas actividades fueron cruciales para el éxito continuado del PAREP. Durante las excavaciones en El Paraíso, estas actividades con la comunidad fueron significativas desde el punto de vista arqueológico, porque tenían directamente que ver con los procesos de destrucción que tanto (tal vez de manera irrecuperable) han modificado el sitio.

Por lo tanto, además de los objetivos mencionados más arriba, las excavaciones en El Paraíso también implicaron realizar un cuidadoso escrutinio de los lugareños que habitaban el sitio para hacer averiguaciones sobre artefactos encontrados, pozos cavados, y piedras removidas del sitio. A través de las descripciones y de sus recuerdos de cómo se veía el sitio cincuenta años atrás, al personal del PAREP le fue posible reconstruir un mapa tentativo de las muchas maneras como la interacción con la comunidad puede dar resultados positivos, tanto en lo académico como en lo social.

Las excavaciones del 2003 se realizaron en los Patios 1, 3, y 4. En total, 8 unidades de prueba (2 x 2 m o 2 x 1 m) fueron ubicadas en emplazamientos clave a lo largo del sitio. Los detalles de cada unidad no serán resumidos aquí, teniendo en cuenta la extensión de los detalles que ello demandaría (para conocer esta información, véase Canuto y Bell 2003). Sin embargo, lo que sigue, será un resumen de la información reunida en las distintas excavaciones. Concretamente esta sección se concentrará en: (1.) fechamiento (cronología y fases de construcción), (2.) arquitectura (construcción, estilo, y decoración), (3.) elementos especiales (cistas, entierros, depósitos rituales), y (4.) cultura material (depósitos de basura, cerámicas, objetos líticos, y objetos especiales).

Fechamientos

Aunque todavía no se han estudiado las muestras radiocarbónicas, El Paraíso puede fecharse con confianza para el período Clásico Tardío, 600-850 d.C., en base a la presencia de ciertas cerámicas diagnósticas. Por cierto, la duración de la ocupación en El Paraíso podría ser más larga, aunque no se ha recuperado evidencia clara de cerámicas del Clásico Temprano o del Preclásico Tardío. Sin embargo, las excavaciones en algunas partes del sitio, no lograron llegar a la tierra estéril debido a un problema de aguas subterráneas. Más o menos a 60-100 cm por debajo de la superficie actual, el agua comenzó a filtrarse en las unidades de excavación, imposibilitando continuar con ellas. En trabajos futuros trataremos de encontrar un área donde las excavaciones puedan continuarse hasta los suelos estériles sin que nos encontremos con aguas freáticas, para determinar la extensión total y la edad de la fase más antigua de El Paraíso.

Figura 21. Conjunto cerámico de la Operación 4. Click to enlarge.
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De las excavaciones efectuadas hasta este momento, los tipos cerámicos que se recuperaron en El Paraíso y que mejor diagnostican la cronología, incluyen al de pasta crema Copador con decoración de hematita especular (Figura 21, antes de su construcción, arriba). Este tipo, notablemente distintivo, caracterizó la faceta temprana de la fase cerámica Coner en Copán –ca. 650-750 d.C. (Bill 1999; Viel 1993). En Copán, este tipo cerámico declinó rápidamente en su frecuencia hacia mediados del siglo 8, y para el 800 d.C. ya virtualmente estaba ausente. En parte, su ausencia provocó la definición de una faceta Coner tardía, donde otros tipos de élite (como los cuencos Surlo de pasta marrón-negra) registraron una frecuencia más alta.

En El Paraíso, Copador evidencia un surgimiento y declinación de su frecuencia similar, en conjunción con un evento masivo de construcción que transformó buena parte del centro de El Paraíso. En todas las excavaciones hechas en los Patios 1, 2, y 3, se encontró evidencia de dos pisos de patio. El más antiguo de los dos pisos estaba hecho con cantos rodados anchos y pulidos, cubiertos por una delgada capa de yeso. El último piso era un grueso piso de yeso de 5 a 7 cm de espesor. Entre estos dos pisos hay ca. 75 cm de canto rodado de río y relleno de tierra suelta. A partir de la consistencia de la estratigrafía de estos dos pisos, en los Patios 1, 3, y 4, queda claro que el piso más antiguo fue enterrado en un único evento de construcción, masivo y concertado, que tuvo lugar en El Paraíso. Además, se habrían requerido de nuevas construcciones o renovaciones de edificios más antiguos, con la repavimentación de la mayoría de los patios cerrados del sitio.

Todas las cerámicas Copador estaban asociadas con el piso más antiguo (el inferior). El relleno con el que se enterró este piso y más tarde el segundo piso puesto a nuevo, no presentaron evidencia de cerámicas Copador (véase Figura 21, después de la construcción). Este contraste tan riguroso sugiere que El Paraíso pudo haber sido remodelado y ampliado durante la última faceta de la fase cerámica Coner, esto es, en algún momento después del 750 d.C.

Arquitectura

La arquitectura del sitio resultó ser una combinación interesante de adaptaciones locales y estilos regionales, indicativos de las afiliaciones de la élite. Las excavaciones en el Patio 1 se situaron en el ángulo noreste, para que dejaran a la vista la fachada sur (que mira al interior del patio) de la plataforma norte del Patio 1. Otro conjunto de unidades fue situado cerca de la fachada este de la Estructura 1.

Figura 22a. Patio 1, plataforma norte, fachada sur.

El primer conjunto reveló una técnica de construcción que hizo uso del esquisto disponible localmente en forma de losas planas, para construir la fachada interna de la plataforma norte. Estas losas eran muy delgadas –5 a 10cm de grosor– y requirieron de 10 a 15 hileras para construir una fachada de ca. 1 m de altura (Figura 22a, arriba, y Figura 22b, abajo). Esta técnica de alguna manera tiene reminiscencias de la técnica de "losas de esquisto" que Schortman (1991) definió como típicas de los centros del valle inferior del Motagua. Además, esta fachada inferior exhibía una rotura pronunciada –casi al punto de parecer una rampa. Una escalera que constaba de cuatro escalones llevaba del piso del Patio 1 a la superficie de esta plataforma, y éstos estaban construidos con cantos rodados revestidos. No se halló estuco asociado con la fachada de esta plataforma.

Figura 22b. Patio 1, plataforma norte, fachada sur.

En el lado oeste del Patio 1, las excavaciones dejaron al descubierto los dos escalones inferiores del extremo este de una escalera central que llevaba a la cima de la Estructura 1 (una estructura que anteriormente llegaba a los 10-12 m de altura). Estos escalones también estaban compuestos de canto rodado de río burdamente trabajado. En la base de estas escaleras, esparcidos sobre el piso de estuco del Patio 1, se recuperaron numerosos trozos de toba volcánica, algunos tallados y revestidos, y algunos esculpidos. Estos trozos sugieren que la Estructura 1 representaba una plataforma piramidal aterrazada con una superestructura decorada con fachadas esculpidas. Como tal, la Estructura 1 fue construida y decorada en el estilo típico de los edificios monumentales no residenciales de Quiriguá y de Copán. Como mencionamos anteriormente, la fecha de la construcción de la fase terminal de la Estructura 1 probablemente data de la fase tardía Coner –ca. 750-800 d.C.

Figura 23. Elementos escultóricos de la Operación 4. Click to enlarge.
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Las excavaciones efectuadas al sur del Patio 1 se centraron en la construcción de edificios auxiliares del Patio 1. Aunque las excavaciones no revelaron fachadas arquitectónicas, sí se recuperaron bloques cortados o esculpidos de toba volcánica. Estos hallazgos sugieren que los edificios tanto residenciales como ceremoniales del sitio estuvieron decorados con escultura arquitectónica (Figura 23, arriba). En el año 2003, los elementos escultóricos fueron hallados en dos lugares distintos (Figura 24), indicando que muchas de las estructuras construidas durante el masivo evento de construcción que tuvo lugar durante Coner tardío, se vieron agraciadas con decoración arquitectónica del estilo de la élite maya de la región.

Una última unidad de excavación en el Patio 4 reveló la presencia de sólo un piso –un pavimento de guijarros que se corresponde tanto en estilo como en elevación con el más antiguo de los dos pisos de los Patios 1, 2, y 3. Como el Patio 4 es más ancho y más largo que sus contrapartes del sur, es más adecuado clasificarlo como una "plaza", y no como un patio cuadrangular o cerrado. Además, no muestra evidencia del evento de construcción que transformó la mitad sur del centro. Es posible que el Patio 4 sea un modelo de cómo debió de haberse visto el Patio 1 antes de su completa renovación. Resulta de interés que el Patio 4 y un hipotético Patio 5 (ahora completamente enterrado por el pueblo moderno) se asemejan a los sitios del valle inferior del Motagua, tales como Las Quebradas y Quebrada Grande, en forma, proporción, planta, y estilo arquitectónico.

Elementos especiales

En las excavaciones hechas en 2003 no se hallaron elementos especiales o depósitos de nota. Como las excavaciones fueron diseñadas para sacar a la luz sólo la arquitectura de la fase terminal y espacios para realizar sondeos en el patio, se hizo un esfuerzo concertado para ubicar unidades en áreas donde no era probable que tales elementos (entierros, cistas, depósitos rituales) aparecieran. El diseño de las excavaciones futuras, sin embargo, habrán de incluir estos elementos como una prioridad.

Cultura material

El análisis de los materiales recuperados en el curso de las excavaciones efectuadas en El Paraíso apenas ha comenzado. Por lo tanto, sólo podemos ofrecer por el momento comentarios amplios y generales. Como parte de una descripción general, puede decirse que en las excavaciones 2003 se recuperó una amplia variedad de la cultura material de este sitio, a pesar de no haberse podido encontrar ningún claro depósito de desperdicios. En consecuencia, todo el material recuperado fue hallado ya sea en el relleno arquitectónico o en contextos de derrumbes, que probablemente hayan sido removidos lejos de sus áreas de uso originales. La ausencia de cualquier contexto primario en las excavaciones de El Paraíso entorpece un análisis más detallado. En futuras excavaciones trataremos de rectificar este problema.

Hablando en términos generales, en las excavaciones se hallaron cerámicas tanto utilitarias como finas. En ambos casos, los tipos y estilos se asemejaron a aquellos comúnmente hallados tanto en Quiriguá como en Copán. Otros tipos, como el Masica inciso, son típicos de una tradición cerámica del centro de Honduras. Futuros estudios de las tasas de frecuencia de tipos cerámicos en El Paraíso ayudarán a determinar hasta dónde el tipo y las similitudes modales de El Paraíso se relacionan con las afiliaciones de sus habitantes.

Aparte de las vasijas cerámicas tradicionales, una variedad de objetos de función especial –como los incensarios modelados, los candeleros, los dientes humanos perforados, las cuentas de jade y hueso, y los sellos de cerámica– indican una variedad de actividades rituales y de élite. Como fueron recuperados en contextos secundarios, poco es lo que se puede decir específicamente sobre las actividades y comportamientos de la élite de El Paraíso. Con todo, puede señalarse que sus líderes estuvieron comprometidos con una serie de prácticas de decoración y rituales ceremoniales que están en consonancia con aquellas de la élite del Clásico maya del período Clásico Tardío.

Con respecto a la cerámica fina Copador de pasta crema, su presencia en El Paraíso tiene implicaciones que van más allá de la cronología del sitio. Es interesante notar que desde el 650-750 d.C., este tipo cerámico abunda en los valles de Copán, Río Amarillo, El Paraíso, La Florida, y La Venta, pero que está virtualmente ausente en Quiriguá y el valle inferior del Motagua. De hecho, la presencia de Copador sigue una ruta hacia el este desde Copán hasta el centro de Honduras. A ese grado, su presencia en El Paraíso indicaría su relevancia para una ruta de comercio con base en Copán durante su fase inicial de construcción. Sin embargo, la total ausencia de este tipo Copador con posterioridad a que el centro fuera remodelado, sugiere un cambio abrupto en la cultura material que adquirieron los habitantes de El Paraíso. Si bien Copador declina durante la última faceta de Coner, la evidencia de El Paraíso actualmente sugiere una decadencia abrupta –como si le hubiera sido impuesto un embargo.

Discusión

A partir de las excavaciones 2003, queda claro que el sitio de El Paraíso demuestra una compleja red de similitudes y contrastes. Algo de su estilo arquitectónico y de la planta del sitio tiene semejanzas con los sitios del valle inferior del Motagua. La cultura material indica que El Paraíso jugó un papel importante como nodo a lo largo de la ruta de comercio Copán-Quiriguá. Sin embargo, después del 738 d.C., parece claro que los gobernantes de Quiriguá y Copán pasaron a ser adversarios de los intereses de cada uno. Curiosamente, es en este momento cuando El Paraíso pasa por un evento masivo de construcción que lo deja más grande, más masivo, y profusamente decorado con escultura arquitectónica del estilo de la élite maya. Parece razonable sugerir que este episodio constructivo no sólo coincidió con estos eventos regionales, sino que en realidad, fue una consecuencia de la afiliación del gobernante de El Paraíso con una de las partes de este conflicto político.

Es de interés notar que esta alteración del centro no fue un evento aislado en los territorios del interior de Copán-Quiriguá. Otro centro de esta región, Río Amarillo, exhibe un arrebato similar de construcción y actividad de la élite durante el período final de Coner. En el caso de Río Amarillo, las grandes obras constructivas implicaron la repavimentación de la totalidad del espacio de la plaza central y la construcción de un edificio con escultura arquitectónica. Estas importantes renovaciones y embellecimientos del centro, datan de los reinados de las últimas dos dinastías de Copán (749-822 d.C.; Saturno 2000), y sin ninguna duda asocian este centro con Copán.

Los desarrollo arquitectónicos contemporáneos y equivalentes de Río Amarillo aparecen en un momento durante el cual (1.) Copán estaba restableciendo su dominio regional después de haber perdido una guerra con Quiriguá en el 738 d.C. (Sharer 1991), (2.) La autonomía tan duramente ganada y la preeminencia regional permitieron a sus élites expandir sus intereses, y (3.) las élites regionales tuvieron la oportunidad de expresar su independencia de ambos estados. En este contexto, sería interesante determinar si centros como Las Pilas y El Abra, del valle de La Florida, también tuvieron un pico en sus actividades de construcción durante la última parte de Coner.

Si bien la lealtad de Río Amarillo hacia Copán está bien documentada, actualmente es difícil proponer con alguna certeza que la élite de El Paraíso se había aliado con los gobernantes de Quiriguá. Sin embargo, hay ciertos factores que apuntan a esta posibilidad. La abrupta disminución (¿exclusión?) de las cerámicas Copador después de la reconstrucción del sitio pueden ser un pequeño indicador. Además, cuando se compara a El Paraíso con otros centros de tierra adentro, parece ser consistente con otros centros con su base en Quiriguá. De hecho, El Paraíso representa uno más dentro de una serie de centros estilo plaza cuadrangular situados a lo largo de la ruta comercial que unía Quiriguá con Chamelecón. Estos centros de estilo cuadrangular son Morjá, El Paraíso, Las Pilas, El Abra, y Playitas (véase Figura 1). Inclusive, comparten algunos importantes rasgos arquitectónicos y decorativos. Todos tienen escultura arquitectónica, fachadas de estuco, y pisos de yeso. Como puestos de avanzada con su base en Quiriguá, habrían proporcionado a los gobernantes de Quiriguá un acceso estable a la cuenca del Chamelecón y al centro de Honduras.

El Cafetal

A diferencia de El Paraíso, el sitio de El Cafetal está situado lejos de cualquier construcción moderna. Despliega un conjunto de estructuras monumentales casi notablemente bien preservadas. La única perturbación moderna que presenta se ha producido como resultado del cultivo del café. Dados los cambios recientes ocurridos en el mercado internacional del café, los actuales dueños de la tierra sobre la que se asienta este sitio accedieron a nuestra solicitud de despejar el terreno de árboles de café, ahora viejos y poco productivos. Esta limpieza reciente ha facilitado nuestra habilidad para trabajar en este sitio.

En 2003, se situaron ocho unidades de excavación (2 x 2 m o 1 x 2 m) junto a las fachadas de tres estructuras importantes (las Estructuras 1, 4, y 5), en el centro de la plaza, y en medio de varias estructuras (Figura 25). Como en el caso de El Paraíso, los detalles de cada unidad de excavación no serán presentados aquí (para obtener esta información, véase Canuto y Bell 2003). Lo que sigue es una sinopsis de los datos reunidos en estas excavaciones con los mismos subtítulos de más arriba –esto es, (1.) fechamiento (cronología y fases de construcción), (2.) arquitectura (construcción, estilo, y decoración), (3.) elementos especiales (cistas, entierros, depósitos rituales), (4.) cultura material (depósitos de basura, cerámicas, objetos líticos, y objetos especiales).

Fechamiento

Los materiales cronológicamente diagnósticos recuperados en las excavaciones del 2003 incluyen algunos de los mismos materiales que se encontraron en El Paraíso. Las cerámicas Copador fueron relativamente abundantes en todas las excavaciones. A diferencia del caso de El Paraíso, no se halló evidencia de fases constructivas múltiples. Por lo tanto, ante la ausencia de una clara evidencia estratigráfica de fases de construcción múltiples y de estadísticas confiables sobre los cambios en las frecuencias de los tipos cerámicos, resulta difícil determinar la extensión total de la ocupación de este centro durante el Clásico Tardío. Claramente existía durante la faceta temprana de la fase Coner. Además, la evaluación cualitativa de los dos potenciales depósitos de residuos excavados en 2003, indica que El Cafetal estuvo habitado durante toda la segunda mitad del período Clásico Tardío, época en la cual las cerámicas Copador decrecieron en abundancia. Por lo tanto, parecería que El Cafetal es más o menos contemporáneo de El Paraíso.

Figura 26a. Estructura 4, fachada sur.

Arquitectura

Según lo discutido más arriba, el estudio ya había reconocido una diferencia significativa entre El Cafetal y El Paraíso –caracterizando al primero como un sitio de plaza y no de patio. Las excavaciones que revelaron la arquitectura de El Cafetal demostraron que su diferencia con El Paraíso iba mucho más allá que el plano espacial. Las estructuras en hileras están construidas como una sucesión de terrazas amplias y bajas que se elevan ca. 50 cm (Figura 26a, arriba, y Figura 26b, abajo). Para la construcción de estas terrazas se usaron cantos rodados, algunos de los cuales están parcialmente revestidos. Para la construcción de las plataformas en hilera no se usó toba volcánica ni losas de esquisto. Además, las excavaciones no mostraron evidencia de que las fachadas de las terrazas hubieran estado cubiertas de estuco.

Figura 26b. Estructura 4, fachada sur.

En las excavaciones se recobraron grandes cantidades de arcilla quemada –mortero– mezclada con el material arquitectónico que había caído de la cima de la estructura alargada. Este material indicaba que estas estructuras simples sostenían superestructuras perecederas en sus cimas. Además, el largo de estas plataformas simples sugiere que pudieron haber sostenido varias estructuras alineadas a lo largo del eje longitudinal de la plataforma. En futuras excavaciones se explorará la cima de estas estructuras alineadas, lo cual será de ayuda para determinar con mayor exactitud el carácter de sus superestructuras. No se recuperó escultura arquitectónica.

Las excavaciones en el centro de la gran plaza revelaron que el espacio de la plaza no estuvo cubierto por ningún piso formal. Las excavaciones próximas a las estructuras y alejadas de éstas no lograron encontrar evidencia de un piso formal. Es probable que el espacio de la plaza de El Cafetal consistiera principalmente de una superficie de tierra que pudo haber estado pavimentada en algunas secciones –un pavimento que probablemente haya estado hecho de guijarros. Entre las Estructuras 7 y 8 se halló un pavimento de guijarros. Esta área forma un 2-3 m espacio ancho que permite el acceso a la plaza desde su ángulo noroeste. Tal vez este pavimento (cuya extensión se desconoce) señalara un camino de entrada oficial a la plaza.

Elementos especiales

Durante las excavaciones del 2003 no se hallaron objetos ni materiales in-situ. No se recuperaron depósitos rituales ni elementos arquitectónicos. Sin embargo, entre las Estructuras 4 y 5, se excavó un rico depósito de artefactos que indicó su función como depósito de desperdicios. En este caso, este basural podría llegar a ser el único contexto primario (transpuesto) recuperado durante las excavaciones 2003 del PAREP. Su emplazamiento entre dos grandes estructuras, en el ángulo sudoeste de la plaza de El Cafetal, también resultó un tanto inesperado. Curiosamente, en las excavaciones efectuadas "detrás" de la Estructura 4 no se halló evidencia de una depositación de desperdicios.

Cultura material

La cultura material de El Cafetal fue recuperada de varios importantes depósitos de desperdicios ubicados entre las plataformas alineadas más grandes, junto a los lados sur y sudeste del centro. En futuras investigaciones tendrá que emprenderse un análisis mucho más cuidadoso y sistemático de estos dos basurales, porque por el momento, sólo se ha completado un análisis cualitativo de presencia/ausencia. Sin embargo, este estudio inicial ha demostrado que los habitantes importantes de El Cafetal participaban de un sistema de intercambio regional, muy probablemente controlado por Copán.

Figura 27. Pozo de basura, vasija cerámica, elemento glífico. Click to enlarge.
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El estudio de presencia/ausencia ha mostrado que estos depósitos de basura contenían varios artículos diagnósticos de una participación en una interacción patrocinada por Copán. No sólo se recuperaron abundantes cantidades de cerámicas Copador, sino que también se hallaron varios fragmentos de una vasija con pintura polícroma y escritura jeroglífica (posiblemente uno de los tipos polícromos de Petén) (Figura 27, arriba). El texto de este espécimen sólo puede descifrarse en parte; se trata de un glifo de cabeza de "buitre" cuyo significado se interpretó como ajaw. Los glifos que venían a continuación de la cabeza de buitre ya no están, de modo que por el momento no es posible conocer más información con respecto al tema del texto. Sin embargo, la implicación de este texto no puede ser subestimada. Lisa y llanamente indica que los residentes de El Cafetal –y probablemente el dueño de esta vasija en particular– gozaban de un status preferencial entre la élite de la sociedad del Clásico Maya. Como una indicación adicional del elevado status de que gozaban, también se recuperaron piezas de adornos personales tales como jade, concha, y cerámicas modeladas y talladas.

Junto con estos marcadores de una actividad de élite con base en Copán, el resto del conjunto cerámico puede ser cualitativamente descrito como correspondiente al estilo del centro de Honduras. Se observó un número elevado de tipos incisos por zonas y fileteados (Cementerio Inciso, Masica Inciso) que comúnmente se encuentran en sitios del centro de Honduras y que son menos frecuentes en los centros del valle inferior del Motagua.

Discusión

Dada la diferente estética arquitectónica y espacial que exhibe El Cafetal, y los muchos atributos que comparte con El Puente, uno siente la tentación de sugerir algún tipo de afinidad entre los líderes o habitantes de estos dos centros. Nakamura et al. (1991:88) ya han señalado que El Puente refleja una estética espacial atípica de los centros del Clásico Maya. Inclusive sostienen que el centro más grande del vecino valle de La Venta, Los Higos, también muestra un plano de sitio similar. Ellos plantean que los dos centros reflejan una estética espacial similar a la de los sitios hallados más hacia el este, en el valle de Quimistán, y en el centro de Honduras. De ser ello cierto, estas asociaciones implican que El Cafetal era parte de una tradición arquitectónica local diferente tanto del valle inferior del Motagua como del valle de Copán.

Sin embargo, Nakamura et al. (1991) también plantean que El Puente era un fuerte aliado de Copán, a pesar de las obvias diferencias en el planeamiento arquitectónico. Los hallazgos que realizaron de pisos de estuco, escultura arquitectónica, elementos glíficos decorativos, fachadas de estuco, y el uso de toba volcánica labrada, los han llevado a conjeturar que El Puente fue un importante aliado de Copán en el valle de La Florida. Además, el sitio de Los Higos constaba de varios altares y una estela de estilo maya Clásico fechada para el 781 d.C. De manera similar (aunque a una escala mucho más reducida), la cultura material de El Cafetal lo relaciona fuertemente con una esfera de influencia de Copán.

Los atributos arquitectónicos, espaciales y direccionales de estos tres sitios hablan en contra de una obvia emulación de una estética maya del Clásico Tardío (de élite) para el momento de su construcción inicial. A lo largo de su prolongada existencia, parecería que recibieron, asumieron, les fueron impuestos, múltiples signos reveladores de la cultura maya de élite del Clásico Tardío. De hecho, estos sitios podrían estar reflejando la existencia de una tradición arquitectónica (¿cultural?) diferente en esta área, cuya interacción de largo plazo con centros del Clásico Maya como Quiriguá y Copán, resultaron en la adopción de algunos íconos con una identidad de élite. En un escenario de este tipo, El Cafetal refleja este impacto sólo en la forma de los objetos transportables (aunque las futuras excavaciones podrían demostrar que esta influencia pudo haber sido más amplia). Tal vez el proceso de adoptar rasgos de la élite del Clásico maya por parte de estos centros sea paralelo a la manera en que los centros como El Paraíso en un principio se asemejaron a los centros cuadrangulares del valle inferior del Motagua, pero que a la larga fueron embellecidos y decorados al estilo maya.

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