John Pohl, LOS CÓDICES MESOAMÉRICA
de John Pohl

SITIOS ARQUEOLÓGICOS PRINCIPALES: del PreClásico al PosClásico

TULA  (alrededor de 800 a 1150 d.C.)

Aunque los aztecas estaban totalmente concientes de la existencia de la antigua metrópolis de Teotihuacán, (de hecho ellos creyeron que el propio sol fue creado allá), ellos atribuyeron la saga heroica de un hombre-dios llamado Quetzalcoatl o Serpiente Emplumada, a una ciudad-estado remota del PosClásico Temprano llamada Tollan or Tula que significa "Lugar de Bohordo" uno de los sucesores a la hegemonía de Teotihuacán sobre la cuenca de México. El principal recinto ceremonial de Tula fue el centro administrativo para una ciudad de alrededor de más de 30,000 personas. La gente tolteca fue comparativamente más rica y vivían en grandes complejos confortables de un sólo piso con techos planos de hasta cinco casas cada uno. La construcción fue principalmente de tierra y piedra con acabado de adobe. Había un plan cuadricular que definía barrios diferentes y sugería un diseño maestro concebido por autoridades municipales muy coordinadas.

La diversidad y calidad extraordinaria de alfarería encontrados en algunos complejos urbanos dan testimonio de las leyendas de comerciantes toltecas como los tlanquacemilhuime, "esos que caminaban todo un día sin cansarse… ningún sitio era muy distante para ellos viajar." Una mercancía extranjera y distinta llamada plomizo tohil ha sido siempre recuperada con relativa abundancia en Tula, pero sólo fue en los años 1970 que los arqueólogos confirmaron que su fuente era mas distante de Chiapas y Guatemala. Aún más extraordinario todavía fue el descubrimiento del policromo de Nicaragua llamado papagayo. Asi hayan sido imitaciones locales para obtener logros en el comercio extranjero, o regalos preciosos literalmente transportados por más de miles de millas, estos artefactos frágiles dan testimonio a las leyendas aztecas.

Imagen - Figura 44

La Pirámide B es una estructura imponente que mide 120 pies cuadrados y más de 30 pies de alto. En la cúspide erigieron las notables columnas atlantes de cuatro y medio metros de altura que una vez apoyó el tejado de un gran templo. Estando de pie atentos con sus tiradoras de sostenidas a sus lados, los lideres guerreros lucían mosaicos enjoyados, coronas de plumas y platos de pechos en formas de mariposa. Pedazos de color vivientes indican que fueron pintados para representar o al gran guerrero tolteca-chichimeca de Mixcoatl, padre de Quetzalcoatl, o al dios Estrella de la Mañana Tlahuizcalpantecuhtli. Narraciones relacionadas a esos dioses también se han encontrado en los frisos de jaguares, coyotes y águilas que una vez se extendieron alrededor de los cuatro lados de la pirámide así como también en la pared que encierra el lado norte de la pirámide. De acuerdo a la leyenda, los animales salvajes sirvieron comida y bebida a los seguidores de Mixcoatl, durante el ayuno se les exigía hacer prioridad para ser iniciados como toltecas nobles, mientras que el dios Estrella de la Mañana se destaca en el Coatepantli como el descarnado que está emergiendo de la mandíbula de una culebra cascabel. Haga clic en la imagen para más detalles.

Imagen - Figura 45

Un magnifico guerrero con casco de jaguar fue primeramente moldeado en arcilla, quemado e incrustado con nácar comerciada de tan lejos como el Golfo de California. Tula siempre será algo enigmática para los académicos por su desarrollo en un área tan aislada de la cuenca de México. Una revaluación de la base del poder tolteca de ser mercantil y mesiánica y no imperial, ha guiado a los académicos a examinar las relaciones de Tula con el Oeste y el Norte de México, tierras áridas inmensas ocupadas por la gente chichimeca que podían suministrar cantidades enormes de materiales raros comerciados en la costa Pacífica como malaquita, cinabrio, hematita, rocas de cristal, cobre, conchas espondilus y turquesa. Haga clic en la imagen para más detalles.

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